• quintadel44: julio 2006

    domingo, julio 30, 2006

    HUERTA URBANA





    Mi balcón mide aproximadamente 1 x 3 metros. Andrés dice que para regar hace falta entrar a machete. Cuando alguien viene por primera vez a mi casa, las indicaciones para llegar incluyen que se guíe por el desparrame.

    Este verano, caben:

    los geraneos las petunias una viña del Canadá una albahaca la yerbabuena unos crocos una tomatera cherry dos tomateras normales que nacieron por su cuenta un tagete que no crece ni a empujones un ficus de dos metros una viña que también ha crecido por generación espontánea porque yo ahi no puse la semilla pero ya que está dos cáñamos hembras ambos convenientemente recortados para no llamar la atención varios cactus y crasas dos pimenteras que han resistido el invierno y dan unos frutos de unos diez centímetros los jodidos dondiegos que por más que los mimo se niegan a florecer la uña de gato y por último ( para no nombrar la yedra y algunas otras yerbas que ni sé lo que son pero que las dejo ahí porque son graciosas) señoras y señores,

    Una Planta de Sandía Que Ya Tiene Varios Frutos.
    Como lo estáis leyendo.

    Se ha enredado entre los barrotes del balcón y la yedra.

    Tiene un montón de flores de un amarillo calabaza restallante.

    Una de las frutas ya es mayor que una pelota de tenis. Me paso el día mirando a ver si la veo crecer, pero no. Sin embargo, por la mañana, su diámetro es visiblemente mayor que el día anterior, ¿es que engorda por la noche, o qué? Tiemblo de pensar que termine tronchando el tallo y caiga antes de madurar: no sé si ponerle una muleta, una redecilla, algo que la proteja hasta que madure. Admito consejos.

    ¿Os imagínais un día que invite a comer a alguien y, cuando me pregunten qué hay de postre, yo conteste, triunfal:
    sandía de balcón ?
    (También tengo una mimosa que florece en febrero, pero se me había olvidado).

    sábado, julio 29, 2006

    MATRIMONIOS EJEMPLARES

    Soy partidaria del matrimonio: me parece que todavía no se ha inventado una institución que pueda sustituir a ese contrato entre dos personas - que el progreso se va encargando de modificar de acuerdo con los tiempos – para cuidarse mutuamente, tener hijos, formar una familia, compartir economías, piso, hipoteca, recibos del teléfono, problemas, amigos, derechos y deberes, vacaciones, cenas de Navidad, proyectos, redecoración del salón, recuerdos y responsabilidades varias.

    Ah, también está lo de amarse para siempre, ser fieles, dormir en el mismo dormitorio e incluso en la misma cama, comunicarse, disfrutar de momentos románticos, considerar que el cónyuge es el hombre o la mujer de tu vida y tener unas relaciones sexuales imponentes.

    Todos los matrimonios que conozco y ya han celebrado - de lejos - su vigésimo aniversario cumplen con exquisitez los términos del contrato – explícitos o no – aludidos al principio. Ese es el secreto de su estabilidad. El contenido del segundo párrafo es el muerto en el armario: ni se menciona, como si fuera una grosería inaceptable aludir a ello.

    Veamos: si están juntos, es porque se aman, y punto. No importan los pequeños deslices – de los que, por supuesto, nadie está a salvo -; si duermen separados es porque él o ella roncan; ah, claro que hablan de sus cosas, aunque reconozcan que el otro es un autista; lo del romanticismo es cosa de chavales; es el hombre o la mujer de su vida: viven juntos, ¿no es suficiente demostración? En cuanto a lo del sexo... bueno, la verdad es que a ella no le gusta demasiado, hace años que no...

    No entiendo por qué la gente no deja de fingir y asume que, aunque se hayan casado enamorados, la rutina puede minar las relaciones, no han sabido, no han podido o no han querido ocuparse de ellas, y los niños, el trabajo, las tareas domésticas, la familia de ella o de él - o ambas - y los asuntos económicos a menudo hacen que la relación ya no sea lo que fue, sino que se haya reducido un pacto de supervivencia, con un cierto afecto, claro: como el que se tiene al resto de la familia, e incluso un poco mayor, si exceptuamos a los hijos.

    Hay quien se divorcia. Y hay quien decide que le merece la pena la comodidad de lo establecido. ¿Qué no es respetable la segunda opción? ¿Por qué no, si ambos están de acuerdo?

    Lo que me jode es que vayan por el mundo con su muerto en el armario intentado hacer creer a los demás que son inocentes.

    miércoles, julio 26, 2006

    NUNCA ES TARDE...

    Éramos compañeros de trabajo desde hacía unos cuantos años; él tenía más responsabilidades que yo, pero estábamos en la misma onda y, aunque en ocasiones tuvimos nuestras diferencias - hube de ponerle los puntos sobre las íes alguna que otra vez -, nunca dejó, no de consultarme, sino de escucharme cuando el asunto era serio.
    Me gustaba: me gustaba su estampa de tigre de Bengala contenido, su recorrido vital, su discurso, su forma de encajar los golpes bajos, su elegancia moral, su voz tranquila de negociador inveterado, su determinación, hasta su miopía. Me gustaba.
    En uno de esos inevitables seminarios a los que todos tenemos que inclinarnos y que terminan en una discoteca, alcohol, algo de salsa y miradas equívocas, casi...
    Pero le trasladaron.
    Además, yo andaba entonces enrollada con un político de izquierdas, extranjero, masón y con una vida personal un tanto revuelta, así que mi capacidad para asumir mayores complicaciones era prácticamente nula. Durante dos años nos vimos en manifestaciones, actos electorales, conferencias y eventos relacionados con nuestra profesión. Nos cruzábamos correos electrónicos con información interesante y alguna frase personal tipo cómo te va o Feliz Navidad. Si pasaba demasiado tiempo para mi gusto, tiraba de cotilleos, sólo por no perderle la pista: aunque no pudiera decirse que fuéramos amigos, había feeling y yo no soy de las que deja que los hilos se pudran.
    Mi relación con el masón se había extinguido hacía muchos meses; había superado la menopausia y mi hijo se independizó. De pronto, me encontré pensando en él, pensando en él, pensando en él.
    En cierto correo electrónico en el que le proporcionaba datos estadísticos para un informe que estaba redactando, en lugar de desearle felices vacaciones, me despedí con un A Ver Cuando Te Invitas A Una Copa. Respuesta fulminante: Cuando Tú Quieras. Contrarrespuesta mía: El martes que viene. Llamada por teléfono suya:

    - Oye, que vale , que el martes. A cenar.
    - Muy bien.

    ¡Jodeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer!

    Ese martes, o se decidía, o le borraba de mi memoria.
    Dejé la cama hecha, las caipirinhas medio preparadas, me puse ropa interior negra, me miré al espejo, éste me respondió que qué más quería, a mi edad. Le dije que ya lo sabía: quien tuvo, retuvo. Salí de casa a las ocho menos cuarto; a las ocho ya estábamos hablando de trabajo. Cenamos hablando de política nacional. Tomamos el postre haciendo un repaso a la política internacional. Salimos, entramos en su coche, me preguntó:

    - ¿Dónde quieres que vayamos?

    Pues, hija mía: habrá que dar otro paso. Creo que sonó natural:

    - A mi casa.

    Hacía un calor tremendo aquella noche de julio. Mientras yo preparaba las caipirinhas se afanó en mirar los libros, las fotos repartidas por todas las estanterías, mis plantas... Uno o dos comentarios sobre la casa, y otra vez el trabajo. Si este tío miraba el reloj una sola vez, le despediría con un besito en la mejilla y santaspascuas. Nos habíamos sentado en el sofá, que es de dos plazas. Yo había terminado por cruzar las piernas estilo yoga, y al mismo tiempo me volvía hacia él para mantener la conversación: una postura antilujuria de la cual era consciente, pero estaba hasta las narices de enviar señales. Me estaba poniendo de los nervios.
    Milagrosamente, en mitad de una disertación mía sobre política de personal, cambió su mirada, alargó el brazo y me acarició el pelo a la altura de la nuca, en un gesto que me obligó a estrecharme contra él. Metí mi nariz en su cuello:

    - Ya te vale - protesté mientras le olisqueaba por dentro el cuello de la camisa - Te ha costado diez años...

    Ayer hizo cuatro años. Andrés y yo estuvímos de celebración: por eso no aparecí por el blog.

    MOGAMBO

    El otro día volví a ver quién sabe si por quinta o sexta vez "Mogambo" (1953), una legendaria peli de John Ford - dicen que menor - que marcó mi adolescencia en la España franquista de los 50.
    La historia la conoceréis la mayoría: cazador profesional (Clark Gable) en un país africano se ve envuelto a la vez en dos historias apasionadas: una con una morena con "pasado" (Ava Gadner), y la otra con una delicada damita inglesa (Grace Kelly) casada con un antropólogo interesado en los gorilas.
    Es sabido que en España la censura - para evitar el adulterio de la Grace Kelly - retorció los diálogos y convirtió al marido en HERMANO. La vi en un cine de programa doble - te ponían dos pelis "viejas" por el precio de una - y sesión contínua cuando tenía unos dieciseis años. No entendía nada, o sea:
    - ¿Por qué los dos hermanos dormían en la misma habitación o en la misma tienda de campaña, y él se pasaba todo el rato intentando meterle mano a ella?
    - ¿Por qué Clark Gable se dejaba seducir por la rubia, si estaba clarísimo que Ava Gadner era mucho más guapa? (había que verla con los 31 años que tenía en ese momento, y las gargantillas de perlas que se ponía para cenar en mitad de la selva)
    - ¿Por qué la morena se echaba las culpas de lo que había hecho la rubia?
    - ¿Por qué...? Bueno, este porqué no lo desarrollo en atención a quienes no hayais visto la peli.

    Las moralejas que yo saqué en su momento, de la mano de John Ford, la censura franquista, los ojos y el hoyuelo en la barbilla de una Ava Gadner desafiante, la perfección altiva de la Grace Kelly, la fotografía de la peli y los comentarios de mis hermanas, fueron:

    * A África, mejor viajar sola que acompañada.
    * Mejor ser descarada que mosquita muerta.
    * Los hermanos pueden no ser hermanos aunque se presenten como hermanos. O sí, pero entonces es peor.
    * Los hombres que viven sólos en África son unos elementos de mucho cuidado.
    * Que una rubia no te pille nunca en brazos del hombre de quien está enamorada.
    * Cuando las cosas van mal, mantén el tipo, como si la cosa no fuera contigo. Llora sólo cuando estés sola, o con un amigo más viejo. Jamás delante de él.
    * No te pongas a cantar mientras una rubia sale con tu chico a la terraza, tonta.

    Lo bueno es que, esta vez (hacía como diez años que no la veía) me ha dado en la cara una cuestión que en otras ocasiones unicamente formaba parte de la historia: la expedición a la búsqueda de gorilas. Hablan de capturar a uno chiquitito y matan a un grandullón como si fuera una hazaña: el otro día me rechinaban los dientes durante la secuencia de la caza, que me pareció asquerosa. Luego dicen que no se cambia con los años.
    Esta peli no se hubiera podido hacer ahora: ni los safaris en sí mismos están bien vistos, ni creo que hubieran podido encontrar gorilas tan fácilmente, ni extras con cara de bien comidos, ni el Kilimanjaro es lo que era...
    (Es curioso poder ver documentos - porque un documento es - filmado hace cincuenta años. Imaginaos que el cine lo hubieran inventado en tiempos de Shakespeare... Imaginaos que quienes vean dentro de unas décadas - muchos de vosotros, sin ir más lejos - reportajes sobre las guerras actuales pasmen de que eso haya podido suceder tan sólo a principios del siglo).
    Moraleja final ( por ahora):
    * Imagine. Pero no te quedes esperando: puede que para entonces África sólo sea un continente desierto.
    P.D.: Sed comprensivos con esta vieja moral(ej)ista.

    martes, julio 25, 2006

    Si crees que es ético y necesario hacer presión para que se paren las acciones contra la población civil por parte del Gobierno de Israel, Herzbolá y Hamás, puedes encontrar información de cómo hacerlo en la siguiente página web:

    http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/israel-libano-julio-06/

    lunes, julio 24, 2006

    POR MI BARRIO

    Bajo al estanco, como cada lunes, ya que Andrés se niega a comprarme tabaco. Al fondo del local, me llaman la atención tres grandes cajas de cartón alineadas en el suelo y rebosantes de libros. Mi ojo clínico de lectora perpetua detecta que ahí hay algo interesante. Pregunto si son para la parroquia.

    - Pues, mira: sí, - Me contesta riéndose Mati, la estanquera, treintañera larga, heredera de un padre guapetón, con pinta de intelectual, que se ha jubilado hace unos años - es para que los parroquianos vayáis eligiendo y me los devolváis cuando los hayáis leído.

    -Pero...

    - Es que - me corta: sabe ya qué le voy a decir: no son libros de texto, no están estropeados, no se trata de guías de camping caducadas... - me los ha traído el crítico literario de *** ,que es cliente, porque dice que ya no le caben en casa. Son libros buenos, no creas...

    Claro que son libros "buenos": Anagrama, Alfaguara, Lumen... Todavía no me atrevo a acercarme: necesito más explicaciones que Mati, charlatana irredenta, continúa dándome.

    - Escoge los que te apetezcan, y cuando los hayas leído me haces la crítica ¿Que son buenos? Me los quedo ¿Que son malos? ¡A la basura!

    - ¡Por Dios, Mati! - salto yo, fetichista - ¡Un libro jamás se tira!

    Ella replica sensata mientras despacha Ducados y Fortunas a velocidad de vértigo:

    - ¡Ay, hija mía! Libros hay que no merecen ser leídos por nadie... ¿Para qué conservarlos?

    Los clientes entran y salen, menos uno que está apoyado en el mostrador; le miro de reojo: tiene pinta de contertulio, aunque no me suena del barrio. Me agacho y empiezo a revolver: los autores que conozco me repelen. Los que no conozco... ¡Anda! El Segundo diario mínimo de Umberto Eco... Y La Gran Migración, de Hans Magnus Enzesberger... Este, no sé, me suena, pero... Y este...
    Juro que he estado revisando como unos doscientos volúmenes de autores españoles y extranjeros. Ediciones de los años 90. La mayoría sólo los conozco de oídas. Me entra la gula: puedo probarlos y, si no me gustan, los devuelvo, aunque...

    La voz de Mati me saca del trance.

    - Los mejores ya se los han llevado, pero todavía puedes encontrar alguna cosa buena. Ya te digo: sólo pienso llevarme a casa los que me recomendéis vosotros, así que el próximo día que vengas estarás a tiempo de coger algún otro; hasta el día tres que me voy de vacaciones...

    Me contengo, pues. Elijo, además de los dos anteriores, una policíaca de Joan Smith - Ed. Versal. Ni idea - por el título, que es un hallazgo: Un final masculino; una novela de Linda Wolfe y otra de J.J. Armas Marcelo, que es un señor que me hace gracia, a ver cómo se le da la narración. Mati me pone el cargamento en una bolsa junto al cartón de Marlboro y el mechero que me regala cada semana; le cuento lo que me pasó con Seda; ella, a su vez, recuerda en voz alta que la bruja de su madre le obligaba de pequeña a que, libro que empezaba, libro que tenía que terminar por disciplina; que, desde entonces, lee lo que le da la gana y como le da la gana. El contertulio anónimo no participa: sólo mira, y a lo mejor hasta escucha. Intento ver qué títulos ha elegido él, pero ya me he quitado las gafas y me da apuro demostrar lo fisgona que soy. Me quedo charlando hasta que las lumbares empiezan a cabrearse.

    Al paso por el kiosko de prensa, dos o tres clientes nos quejamos del calor. Juli nos reconviene mientras despacha revistas, recorta los cupones, devuelve cambios:

    - Pues nos tenemos que mirar al espejo, si queremos buscar culpables... Es que no podemos continuar con este ritmo de consumo: estamos destrozando el planeta...

    ... Y es que mi barrio es mucho barrio. Otro día os hablaré de las panaderas.

    domingo, julio 23, 2006

    AMOR Y ESTEREOTIPOS

    Desocupada, tengo tiempo para navegar a la deriva. Y, de blog en blog, he leído estos días una cantidad considerable de comentarios de gente joven, y no tan joven, que se refieren a "los hombres" y a "las mujeres" así, en general, con una soltura que me pone el vello de punta. Protestas de lo malos que son ellos y lo brujas que son ellas. Ellos son infieles; ellas, indiferentes al sexo. Ellos, irresponsables; ellas, obsesivas. Ellos, brutos; ellas, lloricas. Ellos, mentirosos; ellas, manipuladoras. Ellos, inmaduros; ellas, calculadoras.

    Nosotras, inseguras; vosotros, arrogantes. Nosotras, contradictorias; vosotros, lineales. Nosotras, dependientes; vosotros, inconstantes. Nosotras, aburridas; vosotros, juerguistas. Nosotras, exigentes; vosotros, desconsiderados. Nosotras, castrantes; vosotros, machistas.

    Por lo visto en esos blogs, "las mujeres" os queremos fuertes, sensibles, con sentido del humor, independientes, sinceros, seguros, afectuosos, triunfadores, cariñosos, fieles, leales, hogareños, divertidos, ordenados, maduros, experimentados, limpios... Y "los hombres" nos queréis guapas, sexys, alegres, atrevidas, comprensivas, misteriosas, dulces, tranquilas, inocentes, maternales, receptivas, autónomas, tiernas, niñas y adultas a la vez.

    Ya veo que los estereotipos van cambiando - aunque no demasiado, todo hay que decirlo - con los tiempos. Lo que no se modifica es la manía que tenemos de etiquetar, calificar y determinar a priori. Establecemos relaciones amorosas con un prejucio acerca de cómo es el/ella, en función de su pertenencia al otro sexo, o buscando un ideal que hemos elaborado a partir quizá de nuestras propias carencias.
    Algunas personas de ambos sexos creen conocer qué le gusta al opuesto y, en función de ese pretendido conocimiento, se juzgan a sí mismos y se sienten fracasados o culpables cuando les abandonan, o lanzan una resentida acusación general contra ellos o ellas que les deja a salvo de la autocrítica.

    Yo no tengo el secreto, y mi vida sentimental no puede considerarse un ejemplo de nada; pero no me parece que la fórmula para el buen entendimiento entre indivíduos sea prejuzgar al otro a partir del paradigma de los contrarios.
    Así nos va.

    sábado, julio 22, 2006

    IVAN FRESNEDA, BLOGERO CONDENADO

    Supongo que ya lo sabéis: un chaval de 18 años, Iván Fresneda, ha sido condenado por la titular del Juzgado de Instrucción nº 5 de Arganda del Rey (Madrid) como autor de una falta de injurias y otra de amenazas por dos comentarios realizados en su blog por un visitante anónimo.
    La sentencia argumenta que "si un escrito es publicado sin que el medio conozca la identidad de su autor (...) ha de entenderse que el medio ha asumido su contenido".
    El chaval denunciaba en su blog el mal funcionamiento de su instituto, y el visitante anónimo profirió amenazas e injurió, según la jueza, a uno de los profesores.
    Si dejamos que prospere la sentencia, todos los blogeros españoles estamos sentenciados.
    Como soy una inútil, no puedo poner ningún link, pero si tecleais en Google el nombre del chico, salen varias entradas que explican mejor el asunto.

    GAZPACHO DE PEPINO



    Para desintoxicarnos un poco del denso debate de ayer, nada como un gazpacho (o sopa fría) de pepino, del cual preguntaba yo la receta aquí mismo hace unos días sin que nadie me hiciera el favor, ignorantes todos como yo misma.
    Por fin la he encontrado en un libro de cocina turca, y os la brindo amorosamente por si queréis alternar con el gazpacho de toda la vida:

    INGREDIENTES: 5 yogures normales (pueden ser descafeinados), 3 pepinos normales (si digo normal, es normal: unos 15 cm. de largo), 1 diente de ajo (pequeño, no os vayáis a pasar), 3 cucharadas soperas de zumo de limón (vale lima, lo digo por los americanos), 2 cucharadas soperas de menta fresca picadita, 1 cucharada sopera de hinojo en polvo, 5 cucharadas de aceite de oliva del bueno, y la sal que os apetezca.
    1 )Trituráis en la batidora 2 pepinos (pelados) con el ajo, el zumo de limón, el aceite de oliva y la sal.
    2.) Ponéis en una ensaladera los 5 yogures ( aprendices: el contenido de los yogures) y los batís un poco con un tenerdor. Añadís la menta o yerbabuena y el hinojo.
    3). Mezcláis 1) y 2), le añadís el otro pepino cortado en cuadraditos muy pequeños.
    4). Probáis a ver qué tal. Admite más yogur, más pepino, más ajo, más yerbabuena... Como el garzpacho de tomate, que cada uno lo hace con las proporciones que le da la gana, y siempre está rico.
    5) Servidlo frío.
    No me responsabilizo del resultado. Yo lo comí en un sitio griego y estaba estupendo, pero para gustos...

    jueves, julio 20, 2006

    INMIGRANTES













    Son gente.

    A veces, la definición del diccionario no concuerda con el significado que la gente damos a una palabra. Y nos liamos. Nos liamos, por ejemplo, con el vocablo "inmigrante", que para la RAE sería "El que llega a un país para establecerse, siendo natural de otro".
    Ja, Ja, y Ja.
    En Madrid, al menos, no son inmigrantes los extranjeros ricos, por muy establecidos que estén entre nosotros.
    Tampoco consideramos inmigrantes a los argentinos: son argentinos, a secas. Ni a los franceses, portugueses, yanquis, polacos, italianos, búlgaros, checos, chilenos, uruguayos, que son eso: franceses, portugueses, yanquis, etc.
    Son inmigrantes, en cambio, los bolivianos, los gitanos rumanos, los ecuatorianos, senegaleses, marroquíes, colombianos, dominicanos, brasileños... En fin: negros, árabes, gitanos, caribeños y andinos... Siempre que sean pobres. Los chinos son una categoría aparte, porque no son ricos, pero tampoco pobres.
    De lo cual deduzco que:
    1. La calle identifica inmigración con pobreza más fenotipo diferente al europeo.
    3. A la calle le ayuda mucho la prensa a tomar la parte por el todo. La prensa nunca dice "el inmigrante alemán multimillonario ha dado una fiesta en su residencia de Menorca...", sino "El conocido magnate alemán afincado en Menorca ha dado una fiesta..."
    4. La prensa tampoco dice jamás "El escritor José Saramago, inmigrado a nuestro país desde hace unos años", Ni califica de inmigrante a Roberto Carlos ni a Ronaldinho ni a la multitud de extranjeros instalados en España que se dedican a las artes, las letras, la restauración, la música, el cine... Y, sin embargo, lo son. Lo son en su más estricto sentido.
    5. Los políticos también hablan de los inmigrantes cuando deberían hablar de los inmigrantes explotados y de etnia no europea. A lo mejor es que resulta demasiado largo, o poco fino.
    6. Si en lugar de hablar de guetos o sin papeles se hablara de que los ayuntamientos con un alto índice de inmigrantes pobres prácticamente no han aumentado sus presupuestos para servicios sociales; que los médicos del sistema público se vuelven locos para entender qué les pasa a los que no hablan español, porque nadie paga traductores; que los inspectores de trabajo no dan abasto y así no hay Dios que detecte a los empresarios/negreros... Si...
    7. Si tanto la prensa como los políticos recordaran a menudo que la Comunidad de Madrid necesitará en los próximos años alrededor de 500.000 trabajadores añadidos a los que se incorporen a la población activa por el crecimiento vegetativo de la región, que manda narices cantidad ...
    8. Si las muy leales oposiciones en el Ayuntamiento, en la Comunidad y en el Congreso de los Diputados preguntaran a los respectivos mandamases a) dónde los van a meter b) cómo van a organizar su llegada c)si tienen claro los sectores económicos demandantes c)qué presupuesto va a tener el famoso Plan Estratégico ...
    9. Si en lugar de torcer el lenguaje y de irse por las ramas, prensa y políticos hablaran de lo que tienen que hablar... Y terminaran haciendo lo que tienen que hacer.
    10. Si 6, 7, 8 y 9 se cumplieran, a lo mejor la calle no consideraría la inmigración un grave problema, y no les caería el sambenito de camellos, pandilleros, delincuentes y demás lindezas con que calificamos indiscriminadamente a negros, árabes, andinos, gitanos rumanos y caribeños, obviando el hecho contrastado de que todos esos adjetivos se pueden aplicar exactamente igual a un porcentaje semejante de españolitos.
    Ellos son tan gente como nosotros.

    PALABRAS PARA EULALIA

    Lo vuestro de ayer fue a la vez rapapolvo, colleja, piropo, mentira, verdad, sonrisa, sermón, consejo, beso, advertencia, queja, caricia, confesión, favor, consuelo, sentencia, achuchón, profecía, protesta, risa, agradecimiento, alegría, temor...
    Distribuyendo adecuadamente los vocablos anteriores podría salir "La canción del Blog".
    ¡Infelices! Habéis caido en la trampa - juro que inconsciente - que os tendí: amenazo con una lagrimita (el miedo a que me abandonéis después de haberme amado durante una temporada), y entráis a saco, jurando amor eterno o curándome la herida en salud. Qué vida, así es como sucede: una se enamora, se lo cuenta a los amigos y a las amigas, o al propio interesado: es que soy mucho mayor, es que no sé si esto va a durar, es que no sé si cuando me conozca(s) más, es que... Leeros, leeros a vosotros mismos, y decidme si no habéis reaccionado a mis pucheros como lo habríais hecho ante una confidencia en vivo y en directo, con abrazos y razonamientos al cincuenta por ciento, tanto más generosos cuanto que a cambio esperáis... Que no sufra, hay que fastidiarse.
    Pienso imprimir y sacar a subasta vuestros comentarios: en manos expertas, dan para un ensayo o, mejor, para un artículo en el suplemento dedicado a la cosa informática e internet de El País: "La tribu de los blogueros tiernos".
    Os adoro. Si estaré colgada, que Andrés tuerce el gesto cada vez que hablo de vosotros.
    (Tengo un resacón tamaño natural. Hay una taladradora en la plaza grande que me está volviendo loca. La mañana apunta maneras saharianas. El café me está dando náuseas. Mis temores se han volatilizado. Ahora me voy a mis favoritos)

    martes, julio 18, 2006

    Nunca hasta ahora había leído mis cosas nadie que no fuera amigo o familiar. Ni siquiera con seudónimo. No me refiero a artículos especializados ni a ponencias, asuntos de trabajo que no vienen al caso; hablo de lo que escribo en este blog, que antes quedaba en el disco duro o salvaba en un disquete para que luego se fuera a hacer puñetas cuando el sistema se me iba al carajo o me olvidara de dónde y cuándo había archivado aquello que. Y, conste, soy ordenada con los archivos, como corresponde a una funcionaria de pro: por años, subcarpetas temáticas, en fin.
    Las cosas, una vez escritas, se me van sin embargo de la cabeza y de nada me sirven las etiquetas o los titulitos o el día y el mes y el año en el que las parí. Vale, algunas se quedan para siempre, no voy a exagerar, y además mi buena memoria me va sirviendo; lo que ocurre es que maldito lo que me interesa aquello que escribí en el pasado, salvo excepciones y, bueno: escribía para mí, qué más daba.
    Ahora, en cambio, tengo lectores.
    Experiencia adictiva. Te lee un desconocido, te comenta algo, y tus suprarrenales se ponen a trabajar como locas: has entrado en el circuito. Ya eres una escritora. Ahí fuera hay alguien que dice ¡Ay!. A lo mejor estabas equivocada, y lo que puedas decir importa a otros. Sobredosis de serotonina. Mono: venga, otra vez al blog, a pincharme en vena los comentarios. Y a escribir para otros con el mismo ansia que escribía sólo por dar fe ante mí misma de que estaba viva. Y no le doy el nombre del sitio a Andrés, para mi libertad.
    Asumo que mi (relativo) éxito inicial se debe a que soy un ave rara en la burbuja - permeable - en la que me he metido dentro de la blogosfera. La mayoría sois gente joven y, claro, llamo la atención. Sé de sobra que el tiempo terminará por ponerme en mi sitio; seguiré aquí, sin embargo, porque me gustáis (salvo las faltas de ortografía: esos por que causales, la ausencia de acentos y haches, el descuido en las v y en las b ..., pero trago, como aguanto un mal decorado si estoy con un grupo que me interesa), decís cosas, la mayoría las expresáis estupendamente, la mayoría sois buenos en el sentido machadiano. Estoy colgada de vosotros por activa y por pasiva. Hay veces que me leo un blog de hoy para entonces enterito, o a ratos vuelvo a ese que, y entro a diario en mis favoritos. También he olvidado ya a alguno, y lo lamento, pero he comprendido que en este lugar al que he llegado de carambola mejor el silencio que una mala crítica. No es mala estrategia, por cierto.
    Mi madre decía:
    - Esta niña tiene muchos pájaros en la cabeza
    Yo entendía que me pasaba la vida con proyectos que, a su entender, estaban fuera de mi alcance. No: significa que, cuando ahí fuera un movimiento me sorprende, algo en mi cabeza echa a volar. Como ahora.
    Un beso, lectores míos.
    (Ahora me da pudor publicar esta entrada; pero, qué coño)
    ¡Aire!

    lunes, julio 17, 2006

    "El camino de los Ingleses"

    Me compré "El camino de los Ingleses" para llevármelo a la playa, y todavía estoy aquí, pero empecé a ojearlo y sólo he ido dejando de leerlo cuando la cosa se ponía tan cruel que no podía seguir. Y al rato volvía, o al día siguiente, hasta que me lo he terminado. Peazo libro.
    Porque es cruel, jodidamente cruel, y al mismo tiempo es muy dulce y muy real y muy triste y muy tierno. Es una cosa rara: podría estar escrito por una mujer, pero no por las babosillas - no citaré nombres, si no es en presencia de mi abogado - que publican gracias a que son tías y se creen obligadas a ser sensibles o se ponen cínicas para demostrar lo fuertes que son, sino por un ser como la Wolf o la Highsmith, que se nota que son mujeres por el nombre y por cierta mirada sobre el mundo que los hombres - quizá ahora empiezan, y esta novela sería un ejemplo - nunca han sido capaces de proyectar.
    El Antonio Soler escribe como una persona, a secas. Es algo más que escribir con el condicionante de género a las espaldas. Es ponerse a cara descubierta delante del papel o de la pantalla o como se ponga él y decir lo que tiene que decir - no lo que quiere, ni lo que cree que debe, ni lo que sabe que va a gustar - sin concesiones. Y con un lenguaje a la vez hermoso y sencillo, que ya es difícil.
    Mago Zifnab: gracias por haberme recomendado que me buscase algo de este hombre. Ahora me compraré otro, y otro, y otro, hasta que me acabe su bibliografía enterita. (Por cierto, estoy segura de que, si te diera por hacer una novela, tendrías un estilo muy parecido).

    domingo, julio 16, 2006

    EL JUEGO DE LAS PALABRAS: EL SACRIFICIO SIMBÓLICO

    (Esta entrada no tiene nada que ver con el resto: sólo participo en un juego que ha propuesto Bito. Si queréis mas datos, podeis leer todo el tinglado en >Ecce Homo<, su blog).
    El dios de la nieve les estaba castigando ese año: no se fundía con la tierra como debía haberlo hecho hace ya dos lunas, y quedaban pocas provisiones; el río helado hacía difícil la pesca, los cazadores volvían sólo con algo de caza menor, y no se veía otro verde que el de los pinos ya esquilmados en otoño. Nada que suavizase el hosco ambiente instalado en la caverna a causa del racionamiento.
    El chamán tomó la decisión de comer el hongo que le permitía ponerse en contacto con las divinidades. Aquella misma noche, toda la tribu se reunió alrededor del fuego central y empezó la ceremonia. Cuando acabaron los cánticos y las danzas, cada uno se retiró a su lugar, excepto unos cuantos jóvenes que vigilaban la hoguera y el profundo trance del hechicero.
    Al amanecer vieron la figura venerable al contraluz del arco de la entrada. Una carga sobrehumana parecía doblegar su enorme estatura. Esperaron. Ni siquiera los chiquillos hacían ruido.
    Con un gesto, el anciano los convocó en asamblea. El dios de la nieve exigía un sacrificio. Un bebé. El más joven de la madre más joven sin compañero. Al final de ese mismo día.
    Todos miraron a los sentenciados. La mujer abrazaba el bulto que chupaba su pezón izquierdo, la vista enajenada en algún punto del techo, como si no fuera con ella; sabían, sin embargo, que haría lo debido.
    La dejaron en la cueva: los demás debían buscar alimentos, salvo los cuidadores del fuego, que en la penumbra del refugio vieron cómo la muchacha se afanaba en una tarea indefinida, aunque por pudor - o por deferencia - apartaron enseguida la vista.
    Al ocaso, la mujer, con su hijo en brazos, se acercó al fuego, junto al cual solamente el jefe y el chamán podían presidir la ceremonia. El bebé movía los brazos y la cabeza, como buscando el pecho de su madre, mientras ella hacía gestos extraños con la mano libre sobre el niño, aunque sin llegar a tocarlo. La piel de gamuza que abrigaba al pequeño permitía adivinar el movimiento de sus piernas inquietas. Cuando el jefe iba a acercarse para ejecutar la sentencia, la madre se negó serenamente:
    - Yo seré quien haga la ofrenda, no es necesario que me ayudes.
    Sin dejar de mover la mano sobre la criatura, como queriendo acompasar sus movimientos, envolvió completamente su cuerpo en la gamuza y lo arrojó a la hoguera. Las llamas devolvieron un olor a carne quemada. Ni un solo grito.
    A la mañana siguiente la tribu se despertó con el alegre sonido del deshielo: la marioneta de carne de liebre había engañado al dios de las nieves.

    sábado, julio 15, 2006

    viernes, julio 14, 2006

    VEJEZ, O LOS CUARTOS VEINTE AÑOS.

    En mi familia somos de extremos: si no nos morimos jóvenes, duramos hasta que nos aburrimos de estar vivos; por esta regla de tres, y atendiendo a las proyecciones que hacen los demógrafos, me quedan alrededor de veinte años para vivir. Una cuarta parte. Un 25 %. Se dice pronto.
    A mí me parece que un 25% es muchísimo. Si te suben el sueldo un 25 % de golpe, es un puntazo. Si te rebajan en una compra un 25%, sales más contento que unas pascuas. Si pesas un 25 % más de lo que debes, es para preocuparte. Me gusta más verlo así que decir que he vivido ya las tres cuartas partes de lo que estadísticamente me corresponde.
    Veinte años, por mucho que diga el tango, es una barbaridad de tiempo. Es un tercio de mi vida adulta. Y vejez no es sinónimo de enfermedad, ni de pérdida de facultades mentales, ahí tenemos a Santiago Carrillo o a Francisco Ayala para demostrarlo.
    Me aterra, eso sí, el hecho cierto de que, a partir de los ochenta, aumenta la posibilidad de desarrollar demencias; pero eso ya no lo considero vida, se lo tengo dicho a mi hijo: el día que empiece a desvariar, me metes en una residencia, me despides, me lloras como si me hubiera muerto, y me recuerdas como era cuando estaba en mis cabales. Porque lo que me asusta no es la demencia en sí, que si me toca no me voy a enterar de nada, sino el hipotecar la vida de los que me aman por tener que cuidarme: no me da la gana, que me cuide el Estado, que para eso he estado pagando mis impuestos y a la Seguridad Social desde los dieciseis años.
    Pero no pienso mucho en ello. No suelo pensar demasiado en asuntos que puede que ocurran, puede que no, puesto que, si finalmente no suceden, habré perdido un tiempo precioso preocupándome y, si terminan por llegar, ya he dado instrucciones.
    Medito, eso sí, en qué voy a hacer después de la jubilacion, que la tengo cerquísima. Andrés - mi novio, que es unos años, pocos, más joven - se empeña en que me desaprovecho a mí misma por pura indolencia, y que debería dedicarme a algo serio, como si me hubiera pasado la vida de fiesta en fiesta, no te fastidia; pero entiendo lo que quiere decir, y se lo agradezco: alude a que no soy ambiciosa, que soy insegura, que cualquier meta que me proponga está a mi alcance (salvo presentarme, a estas alturas, a Miss Mundo o intentar batir un récord en atletismo, claro) pero me falta disciplina. Claro, él es una fuerza de la naturaleza, y no entiende que hay temperamentos que no soportaríamos su ritmo... Dejemoslo estar.
    Aunque tiene razón , en cierto sentido: en mis primeros veinte años me preparé para la vida; en los segundos, me independicé, me casé, terminé la carrera, tuve un hijo, hice las oposiciones y compré mi primera casa (por ese orden). En los terceros, me separé, sufrí la tremebunda adolescencia del vástago, tuve amores, trabajé por todo América, entré y salí de la política militante, escribí dos novelas impublicables, pasé la menopausia y conocí a Andrés, me enamoré de él como una nena, me puse delante de él para que me viera, me vio, le envolví en mis historias cual sherezade de barrio, y con él de la mano he entrado en los cuartos veinte, los - más o menos -definitivos. Algo tendré que hacer con ellos que no haya hecho hasta ahora.
    Veremos.

    jueves, julio 13, 2006

    NO MÁS CENSURA PREVIA.

    Lo de la censura previa es un rollo: toda la vida quejándome, y ahora voy yo y caigo en las mismas. Si dicen, que digan: es su problema, así que he quitado lo de la moderación de comentarios: al fin y al cabo, si para suprimirlos o publicarlos tengo que leerlos, ¿por qué voy a impedir que los leáis vosotros? Me da rabia que los gilipollas tengan foros, pero, ¿qué más da? Existen, luego no hay por qué ocultarlo. Así es el mundo.
    Hubo una época en la que recibía llamadas telefónicas nocturnas, de esas que, descuelgas, y nadie te habla; cuelgas, y te vuelven a llamar. Ocurrió poco después de separarme, y me angustiaba la idea de que el psicópata (también podía haber sido mi ex, pero yo sabía que él no era de esos) supiera dónde vivía y fuera más allá. Los hombres no saben nada de estas historias de acoso e intimidación por ser mujeres. Creía tenerlo superado, pero lo cierto es que, cuando algún imbécil se dirige a mí por escrito soltando estupideces, disfrazo el pánico de indignación por el mal gusto, pero es pánico, aunque sepa que las palabras no matan.
    Puede que este post incite a más gilipollas. Ahora ya me importa un rábano. Los miedos atávicos se conjuran razonando.

    MADRID AMANECIENDO










    De nuevo "Madrid desde Torres Blancas",
    de Antonio López. (Esta vez con filtro azul)

    No puedo evitarlo.

    martes, julio 11, 2006

    MADRID ENTRE DOS LUCES




    Antonio López (Madrid desde Torres Blancas) invertido y con filtro azul.

    No me preguntéis cómo se hace: se lo pedí a mi hijo y él es el responsable técnico.

    lunes, julio 10, 2006

    PREGUNTAS

    Por favor, por favor:

    si alguien tiene respuesta a alguna de estas preguntas, os ruego, desde lo más profundo de mi corazón, que me la hagáis llegar antes de iros de vacaciones.

    ** ¿Alguna persona de carne y hueso ha pronunciado en vuestra presencia la deliciosa, tebeosa y curiosa expresión "¡Cáspita!"? (Describir la circunstancia con detalle).
    ** ¿Qué tipo de yogur hay que utilizar para que el gazpacho de pepino quede rico? Agradecería recetas completas del susodicho; puedo intercambiar por mi adaptación del ajoblanco y la sopa fría de remolacha "a la madrileña".
    ** ¿Existe un método real, rápido,barato y efectivo para que tus plantas no se mueran mientras te vas a la playa, si tu asistenta se larga, tus amigos se largan, tu familia se larga, los vecinos ya se han largado, y la única persona en Madrid que queda a quien tú confíarías la llave de tu casa, se niega - en venganza, por no darle el nombre de mi blog - a aceptar tamaña responsabilidad?
    ** ¿Habéis leido últimamente algún libro que merezca la pena tanto como para gastarse los más de 20 euros que seguramente os ha costado? No valen ensayos: quiero un novelón.
    ** ¿Hay una fórmula para averiguar cuántos lectores tiene tu blog, independientemente de si dejan o no comentarios?
    ** ¿Conocéis a algún nacionalista de izquierdas? (No vale que ellos se autoproclamen: debéis presentar pruebas).

    Me quedan más dudas, pero no voy a abrumaros, con la calor que hace.

    sábado, julio 08, 2006

    Madrid mío












    "Madrid desde Torres Blancas"
    De Antonio López

    Momentos antes de que se haga de noche. Madrid con luz opalina. Como cerezas y me asomo a los jardines: dentro de un rato amainará el bochorno. Vengo a escribir un poco. Regreso a la nevera: ahora quiero uvas.
    Pero sucumbo otra vez a las cerezas. Los balcones abiertos enmarcan la plaza chica. Enfrente, alguien fuma, apoyado en el balcón de una manera masculina muy clásica. Esa abuela oronda - bata de colores que ya veo borrosos desde aquí - , se abanica desde mi infancia, sentada en una hamaca playera. Alguien, desnudo, cruza un comedor abierto a mi vigilancia. Alguien más abre un portal. Apago a Billie Holiday: silencio salpicado de bachata, telediario, voz imperativa llamando a cenar, ladrido de perro, silbido. Grillos también, ahora.
    Emergen Venus y una luna creciente por detrás de las azoteas. Me pongo a regar las plantas con morosidad de vieja cotilla, contabilizando las persianas bajadas de los vecinos ausentes, aunque también los geráneos a salvo de la mosca azul, la albahaca, los dondiego de noche que aún no florecen, el cáñamo erguido a mis cuidados. El loco está dejando que su perro cague en cualquier rincón, y se va sin recogerlo.
    (Amo la ciudad que se muestra con el calor. Amo mi casa abierta al este y al oeste de lo cotidiano. Amo la belleza humilde de lo que sólo ocurre, sin más).

    El precio del bienestar

    Ayer leí un poema: Hoy es jueves luego caminamos, en el blog de los caminos andados.
    Treinta y tantos versos, quizá cuarenta, no los he contado. Es su primera entrada, me parece.
    Pensé que, si ya estaba dicho, y de esa manera, qué sentido tenía mi blog.
    En treinta y tantos versos.
    Ahora ya han pasado unas horas y he cambiado de opinión: mi voz es otra. Menos depurada y más doméstica, sin duda, aunque con matices que enlazan de un modo diferente con esa realidad que no queremos pero aceptamos como precio de nuestro bienestar.
    Por hoy, sin embargo, no tengo nada que añadir.

    viernes, julio 07, 2006

    SOL Y TETAS

    Esta tarde voy al médico. Si me deja - estando de baja no puedes viajar, en principio - pienso irme a la playita unos días.
    Como cada año, mi yo frívolo se mirará al espejo para determinar si ya es el momento de renunciar al topless que adopté como bandera en el 79, y mi yo militante (¿de qué, Dios mío?) decidirá que sí, que en la playa enseñaré las tetas hasta la muerte: si los sesentones no se cortan de lucir sus barriguitas peludas y nadie les mira con asco ni murmuran a sus espaldas cómoseatreveasuedad-quéhorrorhasvistoaese-esquenotienesentidodelridículo, no voy a permitir que las fuerzas vivas de las playas "familiares" - en una de las cuales me he comprado un apartamento: era una oportunidad única - me coarten.
    Odio la parte de arriba del bikini. Odio estar morena y tener marcas en el escote. Es ridículo tener que andar bajándose los tirantes para que no dejen señal. Es patético tumbarse de espaldas, desabrochar el sujetador, acordarse de repente que no has cogido el libro o las gafas, o que quieres beber un poco de agua, y tener que sujetar con un brazo el tapatetas, hacer equilibrios para llegar al bolso y rebuscar con una sola mano mientras tus senos se empeñan en escaparse de la tela y del brazo para buscar el solecito que les niegas.
    Si puedo irme, volveré con ese moreno-playa (distinto al de la Sierra, es por el yodo) tan apreciado en Madrid, sin zonas pálidas (el culo no cuenta: no me lo veo), y el aspecto saludable que ahora no tengo, por más que mi novio insista en que cualquiera diría.
    Ya lo he dicho: salvo que termine mis días en un asilo de monjas de la meseta, continuaré cada verano exponiendo mis apéndices mamarios a las caricias del Padre Sol.

    jueves, julio 06, 2006














    INTERIORES

    La ventaja de estar semi confinada en casa es que puedes dedicarte a las cosas más impensables. Hoy por la tarde me sobraban dos horas entre las llamadas por teléfono de después de la siesta y el partido - pena de Portugal, aunque jugara mejor Francia - y me he puesto a ordenar un armario, aventura inédita en mi vida, lo juro.
    Le he dado la vuelta completa. Han aparecido las siguientes joyas arqueológicas:
    Una matrícula de la Facultad - y el correspondiente carnet - del año 1970.
    Un llavero que me regalaron en Santiago de Chile, con foto del Palacio de la Moneda (Recuerdo perfectamente quién me la dió; en fin, no pudo ser entonces y ya no fue).
    Un estor cutre que arrinconé para desmontar el madero y los cordones y algún día lavarlo y volverlo a poner.
    Un dibujo de cuando mi hijo tenía cuatro años: casa-árbol-caracol más grande que el árbol-avión - sol - nubes - carretera - coche. No está en su carpeta, pero nunca tengo las cosas en su carpeta, así que es por eso.
    Como cien pares de medias, pantys y calcetines absolutamente horrorosos.
    Una docena de cada uno de los siguientes adminículos: fundas para gafas, estuches de relojes vacíos o con relojes estropeados, cajitas de bisutería sin la bisutería, pendientes impares, pendientes rotos, pendientes pasados de moda, collares sin broche, bolsitas de plástico con hombreras años ochenta, pañuelos de seda sintética, cajas con tarjetas de visita y agendas telefónicas con nombres cuasi-desconocidos.
    Dos ligueros, dos bragas reductoras (misterio: nunca, salvo durante el embarazo y la lactancia, he pesado más de 54 quilos, y casi siempre mucho menos), un camisón que me hizo mi suegra y nunca estrené porque me estaba largo pero que es muy chulo porque lleva bordado de nido de abeja, aunque no es nada sexy y ahora no es cosa de.
    Dos pijamas de invierno de cuando no tenía novio ni esperanza de encontrarlo ni además me apetecía porque estaba en otros rollos. Un susto.
    Parte de un diario de mis dieciseis años; el resto está con los demás, a saber por qué lo puse ahí.
    Un cofrecillo de mimbre con cintas de casete de: Orquesta Platería, Osvaldo Francini, Charly García y Pedro Aznar, Rey&Frankie Los ruiz señores, Patricia González, Alpamayo y Olmedo Torres & los Gatos. Iba a tirarlas en un arranque, pero después pensé que cuando me muera y las encuentre mi hijo a lo mejor las pone a subasta en Internet y se forra.
    Cinco o seis caramelos consumiditos.
    Un saquito con una piedra a medio usar. No comprendo el olvido.
    Siete pesetas y tres duros.
    El pico de un tucán de cerámica ¿Y el resto del pajaro? ¡Ah!...
    Varios justificantes bancarios, tiques de El Corte Inglés, tarjetas postales de diferentes países, un plano del metro de Londres, dos o tres recortes de periódico.
    Luego pasé la aspiradora y un trapito húmedo a todos los cajones, y coloqué la ropa bien dobladita. Me queda sitio para las guarrerías del resto de mi vida.
    Estuve escuchando a Cristina Branco.
    Y... Ya está.

    martes, julio 04, 2006

    PUTAS

    Va de lo políticamente incorrecto.
    De que las feministas bienpensantes consideran la prostitución una forma de violencia contra la mujer.
    De que confunden sistemáticamente prostitución y trata de mujeres.
    De que mantienen el "es preferible fregar escaleras" como máxima moral.
    De que ignoran que existen mujeres que sin embargo prefieren poner en alquiler una parte de su cuerpo distinta a la necesaria para limpiar culos ajenos y vómitos de cocainómanos en discotecas de lujo.
    De que la dignidad no reside en la vagina, ni en el biceps, ni en las tetas; ni siquiera en el cerebro: la Humanidad se ha otorgado a sí misma esa cualidad en virtud del hecho de nacer, en uno de los ejercicios civilizatorios más trascendentes de todos los tiempos.
    De que cobrar por dar placer a otro/s - voluntariamente - es lo que hacen cantantes, actores, bailarines, instrumentistas y, afinando un poco, escritores y agricultores.
    De que recoger fresas en Huelva sin contrato por una mierda de salario habla de la indignidad ( inhumanidad) de quienes contratan, pero que los contratados alquilan su cuerpo, sólo lo alquilan: no lo venden. Exactamente como las putas.
    De que alquilar tu cerebro a beneficio y para complacer a la IBM tampoco es indigno en sí mismo.
    De que también existen los prostitutos.
    De que las putas trabajan y, por tanto, deben tener reconocidos los mismos derechos que cualquier trabajador: al paro, a la incapacidad laboral, a la invalidez, a los accidentes de trabajo, a la jubilación y a generar la pensión de viudedad a su cónyuge en caso de muerte.
    De que tampoco hay que demonizar a los clientes: no hay más violentos que en el mundo del cine, pongamos por caso.
    Y, por último, de que los proxenetas son empresarios explotadores a quienes se otorga la ventaja de no cotizar a Hacienda ni a la Seguridad Social.

    sábado, julio 01, 2006

    LO DE AZNAR

    ¡Mira el chico!
    Tan poquita cosa, tan anodino, tan Charlot reconvertido al liberalismo, tan talla pequeña pero con mala leche, tan airado él, tan ángel exterminador, tan yo no me vuelvo a presentar y dejo paso a otros, tan los corruptos son los de enfrente...
    Seis millones de pesetas al mes por poner verde a su país. Seis millones de pesetas al mes por preparar la entrada en España del grupo mediático más reaccionario y más poderoso del mundo. Y, encima, no declara sus actividades, posiblemente para evitar que el Consejo de Estado le llame al orden de las incompatibilidades.
    Como dice un amigo mío: "Dada su inexistente aportación teórica con algo que tenga que ver con las ciencias políticas, económicas o sociales, los conocimientos por los que Murdoch le suelta la manteca son los derivados del ejercicio de su anterior cargo de presidente del Gobierno y de su incondicional alineamiento con los halcones de la Casa Blanca.
    Ha cobrado como vocero propagandista del lobby belicista neoconservador.
    Esta vez, Roma sí paga a traidores".
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