1962 COLOFÓN INTERMINABLE
Ni siquiera le había dado mi teléfono.
Recibí un correo electrónico muy escueto: ¿qué hacía con el libro: me lo enviaba por mensajero, me lo entregaba en mano? Al día siguiente salía de viaje por una semana. Mi respuesta pedía perdón por el olvido y preguntaba si tendría un momento para tomar café.
Me vino a buscar a la hora de comer. Fuimos a un lugar absurdo, lleno de camareros de los que no te dejan vivir, todo el tiempo preguntándote qué tal todo, enseñando el pescado crudo y escanciando el vino. Estuve hablándole de Andrés. Hizo como que encajaba. Entonces se lanzó a ennumerar las amantes "de más de una semana" que había tenido, y alardeó de que la actual era una famosa arquitecta que siempre estaba disponible para él, a la hora que quisiera:
- Está enamorada de mí. Sabe que yo soy incapaz de amar a nadie. Ni siquiera podría quererte a tí, ya. Hoy mismo voy a cortar con ella.
Para vomitar, vamos.
A mí me iba pareciendo que importaba muy poco si me quería o no, y que la energía erótica que se desprendía del uno hacia el otro era evidente hasta para el cobrador del parking. Fuimos a un pub. Íbamos hablando de la etapa en que él militó en cierto partido de izquierda, ya desaparecido, y sus maniobras a cuenta de la búsqueda de "financiación". Según nos estábamos sentando, pronunció una frase injuriosa y resentida:
- Desengáñate, Lula: Todos los políticos son unos corruptos.
Cogí mi abrigo y el bolso y me levanté para irme. Mis ataques de ira son como tormentas secas:
- Me parece no sólo una cobardía por tu parte: eso es una mentira deleznable. Que tú hayas robado para tí en nombre de tu partido no te capacita para echar mierda encima a nadie.
- Siéntate, mujer.
- Retira lo que has dicho. Discúlpate. No tienes ningún derecho a soltar ese tipo de calumnias.
- Es cierto, lo siento: no tengo derecho a juzgar a todo el mundo sin más.
Me quedé. Dios sabe por qué, pero me quedé.
Su viaje duraría siete u ocho días. Negocios fuera de España: una empresa - de la cual era accionista mayoritario - estaba en trance de desaparecer a causa de una multinacional avariciosa. Los negocios que había hecho a lo largo de su vida eran su canción preferida: a mí, ni la letra ni la música me entusiasmaban, y él se daba cuenta.
- Cada vez que te hablo de mi trabajo me interrumpes.
- ¿Qué quieres que te diga? No me parece especialmente interesante. Compras, vendes, haces dinero. Ya está.
- Es que eso es lo único que he hecho durante todo este tiempo: trabajar, y ahora estoy en un momento muy difícil: a punto de jubilarme y teniendo que luchar por que no se venga abajo la obra de mi vida. Quizá tenga que irme a vivir al extranjero durante mucho tiempo. Tengo más empresas, no me voy a arruinar, pero esta es mi joya de la corona.
Ese Fidel no me interesaba en absoluto, pero mi olfato me decía que tenía que haber algo más para que me apeteciera tanto continuar escarbando.
- Es tarde, tengo que irme. Llámame cuando vuelvas.
(Añado mi respuesta a un correo electrónico que me envió esa misma noche, lleno de quejas e interrogaciones, y que por motivos obvios no reproduzco:
"Creo que hay un problema de comunicación enorme entre nosotros. Hablamos un lenguaje diferente, o sólo escuchamos, leemos y entendemos lo que refuerza nuestra opinión previa.
Cuando quise irme del bar, fue porque hiciste una generalización, literalmente: "Todos los que están metidos en la política son unos corruptos". Y la volverías a firmar, estoy segura. Yo jamás diría que todos los empresarios - como tú - son reaccionarios, ni que todas las amas de casa - como tu mujer - son analfabetas. Fue el "todos" lo que me soliviantó: pertenece al tipo de afirmaciones imposibles de rebatir, porque quien las pronuncia no está dispuesto a aceptar argumentos en contra.
Por otro lado, no necesitas explicarme, una vez más, por qué te has decantado por la vida profesional que llevas, puesto que lo he comprendido desde el principio: no tiene nada que ver con la tacañería ni con la avaricia, sino con el recuerdo del hambre. Permiteme, en cualquier caso, que considere que no era tu única alternativa, ni la mejor para desarrollar todas tus capacidades. Me parece que no te ha proporcionado serenidad, ni alegría, ni empatía. Quizá sí sentimiento de cierto deber cumplido, lo cual no es poco, aunque acaso has pagado un precio demasiado alto por ello. En cuanto a la satisfacción de proporcionar una estabilidad económica a los tuyos, es lo natural; el quid está en si esa es la prioridad, o hay otros valores por encima.
Puedes escribirme siempre que quieras, si eso te sirve para lo que sea que estés necesitando."
Recibí un correo electrónico muy escueto: ¿qué hacía con el libro: me lo enviaba por mensajero, me lo entregaba en mano? Al día siguiente salía de viaje por una semana. Mi respuesta pedía perdón por el olvido y preguntaba si tendría un momento para tomar café.
Me vino a buscar a la hora de comer. Fuimos a un lugar absurdo, lleno de camareros de los que no te dejan vivir, todo el tiempo preguntándote qué tal todo, enseñando el pescado crudo y escanciando el vino. Estuve hablándole de Andrés. Hizo como que encajaba. Entonces se lanzó a ennumerar las amantes "de más de una semana" que había tenido, y alardeó de que la actual era una famosa arquitecta que siempre estaba disponible para él, a la hora que quisiera:
- Está enamorada de mí. Sabe que yo soy incapaz de amar a nadie. Ni siquiera podría quererte a tí, ya. Hoy mismo voy a cortar con ella.
Para vomitar, vamos.
A mí me iba pareciendo que importaba muy poco si me quería o no, y que la energía erótica que se desprendía del uno hacia el otro era evidente hasta para el cobrador del parking. Fuimos a un pub. Íbamos hablando de la etapa en que él militó en cierto partido de izquierda, ya desaparecido, y sus maniobras a cuenta de la búsqueda de "financiación". Según nos estábamos sentando, pronunció una frase injuriosa y resentida:
- Desengáñate, Lula: Todos los políticos son unos corruptos.
Cogí mi abrigo y el bolso y me levanté para irme. Mis ataques de ira son como tormentas secas:
- Me parece no sólo una cobardía por tu parte: eso es una mentira deleznable. Que tú hayas robado para tí en nombre de tu partido no te capacita para echar mierda encima a nadie.
- Siéntate, mujer.
- Retira lo que has dicho. Discúlpate. No tienes ningún derecho a soltar ese tipo de calumnias.
- Es cierto, lo siento: no tengo derecho a juzgar a todo el mundo sin más.
Me quedé. Dios sabe por qué, pero me quedé.
Su viaje duraría siete u ocho días. Negocios fuera de España: una empresa - de la cual era accionista mayoritario - estaba en trance de desaparecer a causa de una multinacional avariciosa. Los negocios que había hecho a lo largo de su vida eran su canción preferida: a mí, ni la letra ni la música me entusiasmaban, y él se daba cuenta.
- Cada vez que te hablo de mi trabajo me interrumpes.
- ¿Qué quieres que te diga? No me parece especialmente interesante. Compras, vendes, haces dinero. Ya está.
- Es que eso es lo único que he hecho durante todo este tiempo: trabajar, y ahora estoy en un momento muy difícil: a punto de jubilarme y teniendo que luchar por que no se venga abajo la obra de mi vida. Quizá tenga que irme a vivir al extranjero durante mucho tiempo. Tengo más empresas, no me voy a arruinar, pero esta es mi joya de la corona.
Ese Fidel no me interesaba en absoluto, pero mi olfato me decía que tenía que haber algo más para que me apeteciera tanto continuar escarbando.
- Es tarde, tengo que irme. Llámame cuando vuelvas.
(Añado mi respuesta a un correo electrónico que me envió esa misma noche, lleno de quejas e interrogaciones, y que por motivos obvios no reproduzco:
"Creo que hay un problema de comunicación enorme entre nosotros. Hablamos un lenguaje diferente, o sólo escuchamos, leemos y entendemos lo que refuerza nuestra opinión previa.
Cuando quise irme del bar, fue porque hiciste una generalización, literalmente: "Todos los que están metidos en la política son unos corruptos". Y la volverías a firmar, estoy segura. Yo jamás diría que todos los empresarios - como tú - son reaccionarios, ni que todas las amas de casa - como tu mujer - son analfabetas. Fue el "todos" lo que me soliviantó: pertenece al tipo de afirmaciones imposibles de rebatir, porque quien las pronuncia no está dispuesto a aceptar argumentos en contra.
Por otro lado, no necesitas explicarme, una vez más, por qué te has decantado por la vida profesional que llevas, puesto que lo he comprendido desde el principio: no tiene nada que ver con la tacañería ni con la avaricia, sino con el recuerdo del hambre. Permiteme, en cualquier caso, que considere que no era tu única alternativa, ni la mejor para desarrollar todas tus capacidades. Me parece que no te ha proporcionado serenidad, ni alegría, ni empatía. Quizá sí sentimiento de cierto deber cumplido, lo cual no es poco, aunque acaso has pagado un precio demasiado alto por ello. En cuanto a la satisfacción de proporcionar una estabilidad económica a los tuyos, es lo natural; el quid está en si esa es la prioridad, o hay otros valores por encima.
Puedes escribirme siempre que quieras, si eso te sirve para lo que sea que estés necesitando."
26 Comments:
Eulalia, acabo de ponerme al dia.
Mi parecer, supongo que tendras razon en muchas cosas, tu viviste la historia (bueno, solo la mitad de ella).
Supongo que es complicado asumir de repente toda una vida ajena, con sus circunstancias, grandes rasgos y pormenores, de todas formas me parece muy justo y muestra de respeto hacia el que le contestaras a sus preguntas con esta gran sinceridad. A estas alturas ya no hay juegos.
Como detalle, yo no creo que te mintiera con respecto a sus sueños, ten en cuenta que el aun no ha hecho las paces con quien deberia, que es consigo mismo.
Un abrazo.
Acabo de leer la historia de un tirón, engancha, y es que las vidas ajenas son más fáciles de vivir que las que tenemos delante de cada uno. Revivir un pasado lejano nos muestra que la memoria flaquea y que los colores adquieren otras tonalidades, no sé si querría yo reencontrarme con un amor pasado, quizás se rompería la única magia que la memoria pudo albergar.
Besito
Hace un tiempo no hubiese sido capaz de entender por qué estiraste tanto la cuerda con el pobre Fidel, el cual no te interesa ni te interesará en absoluto. Pero al conocer la historia y, sobre todo, aquella confesión de hace unos días, las piezas encajan con una lógica implacable. Casi se diría que no hay muchas más alternativas posibles...
MARCOS MATEU,
me satisface comprobar que, de un modo u otro, vaís comprendiendo por qué estoy alargando tanto esta historia...
Un beso desde esta orilla.
WHITE,
Si sucede, sucede.
Mi memoria no tiende a la melancolía ni a la añoranza, aunque tenga un componente emocional tremendo. No sé por qué.
Y la magia siempre la vivo en presente de indicativo, ya ves tú.
Un beso.
POW,
Me encanta hacerme entender. Me encanta que me entiendas. Me encanta darme cuenta, por comentarios como este tuyo, de que puedo contar una historia tan insignificante y encontrar eco.
Un beso, amigo mío.
Entrañable Eulalia: Estás escribiendo para que te leamos, por una parte; y por otra para exorcisar. Duelen los exorcismos, pero sanan. Continúo con mis preguntas sin respuestas, pero algo si me queda claro, y ya lo has dicho: te gusta gustar.
Fidel, a estas alturas debería haber dicho: ¡¡touché!!.
Besos de fin de semana
SOLÍS,
Me gusta cuando alguien, a cuenta de lo que escribo, me trae a la superficie un término que sintetiza tan bien lo que siento mientras - os - escribo:
E X O R C I S M O
Qué preciosa palabra. Y ajustada.
(Tus preguntas sin respuesta serán respondidas al final de la historia. O no: tú dirás).
Gracias, y besos para tí también.
Te descubrí a través de If,me encanta como narras las vivencias y expresas los sentimientos.continuaré leyendote pues me recuerdas a una muy querida amiga con una vida similar.Un beso(54)
AURE,
Agradezco mucho tu comentario, de veras.
Un beso.
En el pecado de Fidel va su penitencia. Me resulta aborrecible esa arrogancia de hombre que dice ser irresistible, que alardea de las amantes a las que desprecia ...
Es un miserable sin respeto por nadie. Francamente, me alegra que sea infeliz. Que se joda.
Tarde de sábado para ponerme al día. Te sigo expectante. Un beso cielo
ALICIA,
Él no manifestaba desprecio, todo hay que decirlo: sólo alardeaba.
Un beso.
Me encanta. Sï, me encanta tu estilo .
Creo que le hacían más falta a él que a tí tus respuestas, pero aún así, a tí también te hacian falta, también necesitabas de alguna manera, escupirlas.
Un beso enorme y gracias ... me has hecho recuperar un poquito de fe en la clase política a la que no le tengo especial estima, y gracias a ti algo de fe ha vuelto a mí (no mucha no, pero algo es mejor que nada ;))
MER,
Gracias por tu comentario: espero haberte hecho sonreir, al menos.
Un beso.
GLAUKA,
Es difícil apreciar a un gremio en el que abundan la ambición de poder y la vanidad, pero te aseguro que si otros colectivos estuvieran tan expuestos a la mirada pública, bajarían muchos puestos en el ranking de antipatías ciudadanas.
Solemos esperar de ellos un idealismo que no exigimos a otros grupos, cuando la política, hoy, viene a ser una profesión más, que cada cual ejerce según su conciencia.
(Y, sí: a veces necesitamos poner palabras a aquello que no quisimos recordar durante siglos).
Un beso.
Uyyy, los que se proclaman incapaces de amar me dan una grima...además es como un aviso: "nena no te vayas a pensar que me puedes cazar einss?". De potar.
Los capítulos de tu historia son ese retrato nítido de la evolución de nuestra sociedad. Se repite con matices en cada uno de los de nuestra quinta, pero sólo tú lo sabes contar así. Un beso.
MARGA,
Para mí esta historia queda al margen del resto de mis experiencias "sentimentales", y tampoco tenía gran interés en obligarle a enamorarse, si no, se hubiera retractado, fijo ;DD
Un beso.
YAYO,
pues fíjate que llevo unos días dudando de si no estaré descendiendo demasiado al detalle, pero es que hay cosas que me interesa aclarar, no sólo a los posibles - y deseados - lectores, sino a mí misma.
Tu comentario me da seguridad en la idea de que hay cuestiones que pueden explicarse escribiendo sobre lo que parece que es "otra cosa".
Ay, no sé. Estos días me está costando mucho escribir.
Gracias por los ánimos.
Un beso.
La ventaja de haberme perdido los últimos es que he leído toda la historia de Fidel de un tirón, incluídos los colofones, y me encanta. Me gustan estos reencuentros!!
besos
MANUEL H,
Ya va terminando, pero no soy capaz de resumir más.
Te queda por lo menos otra visita para enterarte del todo...
Un beso.
Apuff, historias sin acabar acabadas queno pueden acabar... Fantasmas... el pasado que se revuelve y vuelve.
Creo que este señor no te iba nada, no te iba cuando eras más joven y seguía sin irte, pero por alguna razón os sentiais atraídos... Y eso hace que como las polillas una se acabe quemando con la llama (en el mejor sentido).
Conozco esa sensación...
Besitos
ESTHER 4H,
Yo empiezo a sospechar, a estas alturas de mi vida, que nadie le "va" a nadie. Te enamoras, te comprometes, te diviertes, te enrollas o lo que quieras, y todo lo demás es música de campanas, visto lo complicados que nos volvemos en cuanto nos salen los dientes. :)
Un beso.
Yo tengo la impresión que desde el principio, años atrás, hablaron lenguajes diferentes, y eso sólo se acentuó con el tiempo, igual que esa energía erótica que hasta el tipo del parking percibió.
Abrazo!
¿Escribe uno por necesidad a las demás personas?
¿Buscar personas por necesidad?
Voy de abajo para arriba.
Yo leo por necesidad.
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