ALGO MÁS QUE CINE.
He estado leyendo de nuevo mis diarios de entonces.
A veces quería morir.
Fidel y yo mantuvimos un pulso en el que yo apostaba mi identidad y él su hombría.
Nunca tuvimos una relación sexual plena, es decir: jamás hubo coito. Él sí era virgen y así quería llegar al matrimonio. A pesar de ello, nuestra relación tuvo una carnalidad apabullante y un morboso erotismo de niños reprimidos.
Nos comíamos la boca en los cines y, tapados con su abrigo, nos acariciábamos hasta el pecado mortal. Hay decenas de películas de las que no he visto el principio.
(Entonces el liguero era una pieza clave en el ardor sexual: cuando su mano subía por mis muslos y llegaba al trecho que ya no cubría la media, sentía que mi desmayo era parejo al suyo, y el solo contacto de sus dedos en mi vello púbico me arrastraba a un orgasmo fácil, silencioso, suave y húmedo como mis manos en su pene)
Al día siguiente había que ir a confesar, pero yo no estaba arrepentida, tenía mis dudas de que aquello fuera malo: sólo tenía miedo a que Fidel no me quisiera por ser tan caliente. Ser tan ardorosa no era adecuado en una chica decente. Una chica que no era decente no era digna de ser amada, y a veces él me chantajeaba con ese argumento.
Lo suyo, en cambio, era una debilidad propia del macho. Entonces reñíamos y uno de los dos rompía para siempre durante uno o dos meses. O nos enfadábamos por alguna otra cuestión. Me deprimía. Me sentía desorientada. Le odiaba. Le intentaba olvidar. Uno de los dos, finalmente, llamaba o escribía o -en su caso - me iba a buscar a la salida del trabajo.
Y vuelta a empezar.
También íbamos a conciertos de música sinfónica - nos colábamos o nos regalaban las entradas o nos gastábamos el dinero de una semana - al Monumental o al Palacio de la Música, o a la iglesia de Serrano. Bach, Beethoven, Mozart, Dvorak, Bartok, entraron en mi vida por la puerta grande: la música en directo.
Se compró una moto. Íbamos a la sierra y buscábamos rincones solitarios para acariciarnos a la luz del día. A veces, él lloraba por su incapacidad para controlar el deseo, y me hacía sentir culpable. Yo no lo entendía, pero tampoco podía prescindir ni de su necesidad de mí ni de mi hambre de él.
Hablábamos. De poesía, de moral, de Dios, de los estudios, de mi madre y la suya, de los amigos, de los libros que leíamos, de política, de lo que queríamos hacer en el futuro. Nos animábamos, nos dábamos impulso, nos entendíamos en muchos aspectos. En otros, nos separaba un océano de prejuicios.
Ya os contaré.
A veces quería morir.
Fidel y yo mantuvimos un pulso en el que yo apostaba mi identidad y él su hombría.
Nunca tuvimos una relación sexual plena, es decir: jamás hubo coito. Él sí era virgen y así quería llegar al matrimonio. A pesar de ello, nuestra relación tuvo una carnalidad apabullante y un morboso erotismo de niños reprimidos.
Nos comíamos la boca en los cines y, tapados con su abrigo, nos acariciábamos hasta el pecado mortal. Hay decenas de películas de las que no he visto el principio.
(Entonces el liguero era una pieza clave en el ardor sexual: cuando su mano subía por mis muslos y llegaba al trecho que ya no cubría la media, sentía que mi desmayo era parejo al suyo, y el solo contacto de sus dedos en mi vello púbico me arrastraba a un orgasmo fácil, silencioso, suave y húmedo como mis manos en su pene)
Al día siguiente había que ir a confesar, pero yo no estaba arrepentida, tenía mis dudas de que aquello fuera malo: sólo tenía miedo a que Fidel no me quisiera por ser tan caliente. Ser tan ardorosa no era adecuado en una chica decente. Una chica que no era decente no era digna de ser amada, y a veces él me chantajeaba con ese argumento.
Lo suyo, en cambio, era una debilidad propia del macho. Entonces reñíamos y uno de los dos rompía para siempre durante uno o dos meses. O nos enfadábamos por alguna otra cuestión. Me deprimía. Me sentía desorientada. Le odiaba. Le intentaba olvidar. Uno de los dos, finalmente, llamaba o escribía o -en su caso - me iba a buscar a la salida del trabajo.
Y vuelta a empezar.
También íbamos a conciertos de música sinfónica - nos colábamos o nos regalaban las entradas o nos gastábamos el dinero de una semana - al Monumental o al Palacio de la Música, o a la iglesia de Serrano. Bach, Beethoven, Mozart, Dvorak, Bartok, entraron en mi vida por la puerta grande: la música en directo.
Se compró una moto. Íbamos a la sierra y buscábamos rincones solitarios para acariciarnos a la luz del día. A veces, él lloraba por su incapacidad para controlar el deseo, y me hacía sentir culpable. Yo no lo entendía, pero tampoco podía prescindir ni de su necesidad de mí ni de mi hambre de él.
Hablábamos. De poesía, de moral, de Dios, de los estudios, de mi madre y la suya, de los amigos, de los libros que leíamos, de política, de lo que queríamos hacer en el futuro. Nos animábamos, nos dábamos impulso, nos entendíamos en muchos aspectos. En otros, nos separaba un océano de prejuicios.
Ya os contaré.
35 Comments:
¡Qué fuerte lo del liguero! Esperamos nuevos capítulos con más morbo.
La falsa moralidad obligaba a sentirse culpables por algo que no tenía tanta importancia, pero que interiorizabas porque creías que cometías PECADO. Seguro que el falso pecado provocó muchos transtornos psicológicos
Yo en mi época, tenía tan atronado al señor Bartolomé -el cura de mi barrio-, que de tanto pecado, más de un día se negó a confesarme. Aunque he de admitir que muy pocos pecados fueron tan bellamente interesantes como el suyo. De lo contrarío, seguramente Bartolomé hubiera estado en la puerta de mi casa esperando escuchar mi confesión, o incluso yo mismo me habría metido a cura buscándola a usted por las iglesias de Madrid.
Siéntase envidiada. (sanamente)
Ay Señor
Cuantos pecados te has sacado de la manga y cuanto le has jodido la vida al personal. Aunque supongo que el hecho de estar prohibido le añadía interés al asunto
Algún día alguno de esos capullos explicarán por qué el sexo es malo
En fin
Sed felices
Qué maravilla poder leerte, tanto el contenido como lo que has escrito. Gracias.
Caliente, caliente... Resérvate algo para el crudo invierno.
¿que complicado era todo no?
Demasiados prejuicios, creo yo; con independencia de la epoca que conozco yo aun extremista catolico de mi edad que tenia frita a la novia...
Vaya Lula, me gusta ver que haces repaso y lo das con tanta sinceridad. Estabas muy guapa en esa foto, por cierto. Perdón por la ausencia, pero no e stá el horno para bollos. Besos.
A mi me encantó el post. Que lo cuente alguien más como Ud. lo hace, es magnífico.
Me parece que ya lo dije, no hay otra barrera para la libertad que un amor compartido y este aún no lo era.
Conosco todo tu cuento personalmente, por cierto, tu escrito me gusta mucho, la diferencia en mi caso era, que ni podia tocar, ni me tocaba mi novia, me iba a casa con unas ganas y unos dolores en la entrepierna, que solo una paja podía aliviar.jajaja
¡que hermosas son las herencias de nuestros antepasados, espero que nuestros hijos no tienen que pasar por ellas!
un abrazo
LINDO DON DIEGO:
Caprichitos, los justos. :D
Un beso.
ZEBEDEO,
Neurosis, a porrillo, seguro...
Un beso.
GAVANIDO,
No creo que seamos coetáneos, pero lo que me he reído con su ocurrencia merece la mentira. :DDD
Un beso.
MAGO,
ya me explicarás lo de que le he jodido la vida al personal yo, precisamente...
Anda, no te solidarices tanto con tus congéneres y reconoce que si hubiera sido medianamente inteligente nos lo hubiéramos pasado bastante mejor.
Claro que entonces no tendría gran cosa que contar.
Y sin nada que contar no soy yo mísma.
O sea.
Un beso.
SINMÁS.
Estos piropos me malcrían como escritora...
Un beso.
TIPO DE LA BROCHA,
No te preocupes, que ya está todo previsto :DD
Un beso.
TOXCATL,
Los católicos continúan en las mismas, lo que ocurre es que cada vez hay menos...
Un beso.
MAIK,
estás perdonado. No hay tiempo para todo, corazón...
Un beso.
Buenas Eulalia, he laído tu post y la verdad sí está un poco fuerte eso de que se anduvieron manoseando en plena función de cine. De todas formas contar eso hace que el que lo lee tenga inevitablemente pensamientos pecaminosos.
Pero en general tu blog es muy interesante, vos escribís igual que yo, ó sea, las cosas que hacés a lo largo del día.
Un saludo, chau!!!
De todo Corazón:
Arthur
Me encanta su blog, día tras día miro si hay algún nuevo post.La felicito.
Gracias por deleitarnos con sus historias.
LAURA,
Es estupendo comprobar que lo que escribo puede gustar a alguien.
Muchas gracias, y un beso :)
CERILLO,
Este amor era absolutamente compartido. El problema no era ese, creo, sino los prejuicios sociales y los tabúes religiosos.
Un beso
GEORGE,
Estoy de acuerdo contigo en que es bueno aprender de la experiencia de otros para evitar caer en los mismos errores... :)
Un beso.
ARTHUR,
me temo que no has entendido gran cosa de este post. En cualquier caso, los pensamientos pecaminosos son responsabilidad tuya, no mía, querido.
Un saludo.
Pues mire, pese a que pocos lo creen, yo juraría que por ahí andaremos. Al menos casi-coetáneos, seguro. Muchas otras veces, el que no lo creo soy yo. Ni de usted, ni de mi mismo. Eso es lo mágico... y por favor, siga con la siguiente entrega.
Suyo...
Cómo se podía pensar que solo las mujeres "decentes" pueden ser amadas...
Entonces, qué hacía él (además de confesarse)?
Creo que a Fidel le pesaba demasiado su educación religiosa y estrecha.
Tristemente era lo común antes.
Un beso, Eulalia
Que relación más compleja... Y tormentosa. Sobretodo creo que para él.
Y sin embargo a veces pasa esto, conoces a una persona que te quema como la llama a las alas de las mariposas y sin embargo, no puedes dejar de acercarte... Como las mariposas.
Creo que alguna vez me pasó... Si, una vez, seguro.
Besitos
Una época marcada por la falsa moral impidiendo disfrutar de algo tan bello como el amor, el deseo y la pasión.
Saludos
Desde luego, has vivido guapa.
Eu, que bueno que hayas guardado todo eso en diarios...porque debe refrescar muchisimo los recuerdos.
Agradezco que nos dejes entrar asi en tu intimidad...
beso
marcelo
GAVANIDO
El lunes es mi cumpleaños: cumplo 62. Juzgue usted mismo. Yo sí que me lo tengo muy creído. ;D
Un beso.
ESTHER 4H
El amor siempre quema. Al menos, a mí...
Un beso.
Marga,
Eso era un sinvivir, querida, no confundamos :DDD
Un beso.
DOBLEVISIÓN,
esto que cuento no es mi intimidad, sino mis recuerdos.
Hay post por ahí abajo mucho más íntimos, aunque poco morbosos. :D
Un beso.
Eulalia, me impresiona que te muestres tal como eres. Me quito el sombrero. Besos
- Nadie se compadece del pobre Fidel ...
Tan católico conservador y sin poder ver la cara de Dios ...
(Perdón por ser tan tan ... procaz ?)
Interesante historia, reflejo de una época. Entre los hombres de la época había los que buscaban vírgenes y todo eso pero también los redentoristas, que querían pecadoras arrepentidas y ellos ser,si no el primero, el último, Contaban, creo, con el agradecimiento de la oveja perdida, todo tiene tintes evangélicos, mucho te será perdonado porque has amado mucho y todo eso.
Me entendiste mal Eulalia
El que ha jodido la vida a la peña con el sexo ha sido el Señor del que hablo. Dios me libre (nunca mejor dicho) de juzgarte, ni a tí ni a nadie. Pero a él que todo lo sabe y que todo lo ve si disfruto reprochándole cosas. Como aquello de hacernos sentir mal si nos frotamos más de la cuenta
Se feliz
Me ha encantado el post. Y ahora me estoy acordando de "El año de las luces" ? de Trueba y cuando Juan de Pablos se desmaya ante la cantidad ingente de pecados manuales de Jorge Sanz. Pero, además de tremendamente sensual, el post es mucho más. Es un retrato muy atinado, no sólo de la doble moral y de que eran "modernos los antiguos", sino de lo que es el amor. El amor como lucha, de los iguales, de los apoyos, de las pequeñas luchas.
Y, como siempre, no es sólo lo que cuentas, es cómo lo cuentas.
¿Sabes? En realidad no han cambiado tanto las cosas ... hoy una chica ardorosa puede que choque con el miedo masculino, con cierto pavor a no estar a la altura quizás ... encierto modo era lo que subyacía bajo aquella indecencia de entonces.Machadas.
Claro Eulalia1 si la vida es para vivirla y bien que la has vivido. Seguiré leyendo hacia arriba y espero encontrar que esa culpa por la sexualidad se haya desvanecido. Seguro que sí.
Abrazo!
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