1968 EUGENIA
En 1967 había entrado a trabajar en la oficina una muchacha de aspecto atlético, antipática, vestida con pésimo gusto, no demasiado guapa y con unos aires de grandeza incomprensibles, dada su condición de mecanógrafa de tres al cuarto. Se llamaba Eugenia.
Un día descubrimos que habíamos nacido el mismo día del mismo mes del mismo año, mira tú que curioso, y que nuestros nombres comenzaban con el mismo prefijo -"bueno", en griego -. Nos hicimos inseparables en poco tiempo.
Si alguna vez he tenido por una mujer un sentimiento parecido al enamoramiento fue por ella. O quizá fuese un enamoramiento verdadero, aunque platónico; sin embargo, tiendo a pensar que no, porque cuando me enamoro sigo unas pautas de comportamiento con el objeto de mis venturas o desventuras, conmigo misma y con el resto del mundo que no reproduje en este caso.
La intimidad con ella me corroboró que mi primera impresión había sido acertada, aunque parcial: sin negar todas las cualidades que le había atribuido en un principio, resultó ser una mujer mucho más culta que la mayoría de las que yo tratara hasta entonces, sensible, insegura, y con una fuerza de voluntad de mucho calibre. Además, en el tú a tú era una conversadora incansable.
Con ella conocí la primera familia bohemia de mi vida, familia que me adoptó inmediatamente, respondiendo a mi adoración por todos los miembros que convivían en el diminuto apartamento compuesto de cocina, baño, dormitorio y "salón", Jesús, y qué pomposamente llamaban así a un cuarto de estar durante el día y de dormir por la noche. Una mesa y un enorme piano de cola invadían el espacio disponible, proclamando un pasado más desahogado y alimentando ahora los delirios de grandeza cultural de la familia.
El padre los había abandonado hacía tres o cuatro años por su secretaria, y les pasaba una cantidad ridícula para sobrevivir. La hermana mayor vivía desde pequeña con unas tías que le pagaban la carrera de música y clases de canto. La madre - ahora me recuerda a la Castafiore - tendría entonces unos cincuenta y pocos, y era corpulenta, cursi, besucona y permisiva. La casa siempre estaba tomada por los escasos amigos de sus hijos, grupo al que me incorporé sin demasiadas reticencias, a pesar de ser chica y provenir de un mundo que consideraban poblado por seres groseros e insensibles.
Tardes dedicadas a escuchar viejos discos y a una Maria Dolores Pradera ya talludita y con similitudes con la mamá por su calidad de esposa abandonada; conversaciones sobre los últimos libros leídos; lecturas de poemas de unos y otros; extraños cruces sentimentales nunca concretados; algún criptogay; algún dandy, muchos problemas económicos y canciones de Falla interpretadas por la hermana mayor, con la madre al piano; en las pausas, se criticaba la mala vocalización o el escaso repertorio de tal o cual soprano. También poníamos en común nuestros sueños más íntimos. Todo ello con más té que vino, aunque también, y con la certeza de ser un grupo escogido.
Enseñé a Eugenia a vestirse mejor y a ligar. Yo dejé de pintarme los ojos. En el verano de 1968 nos fuimos juntas a pasar diez días a Cádiz, a una residencia de monjas seglares (lo más barato que encontramos, aunque a cambio debíamos estar a las once en la cama), mis primeras vacaciones en la playa.
Fue una relación feliz y enriquecedora para ambas (quiero pensar). Dejamos de vernos porque cuando me casé sintió que la había traicionado.
Me gustaría reencontrarla.
Un día descubrimos que habíamos nacido el mismo día del mismo mes del mismo año, mira tú que curioso, y que nuestros nombres comenzaban con el mismo prefijo -"bueno", en griego -. Nos hicimos inseparables en poco tiempo.
Si alguna vez he tenido por una mujer un sentimiento parecido al enamoramiento fue por ella. O quizá fuese un enamoramiento verdadero, aunque platónico; sin embargo, tiendo a pensar que no, porque cuando me enamoro sigo unas pautas de comportamiento con el objeto de mis venturas o desventuras, conmigo misma y con el resto del mundo que no reproduje en este caso.
La intimidad con ella me corroboró que mi primera impresión había sido acertada, aunque parcial: sin negar todas las cualidades que le había atribuido en un principio, resultó ser una mujer mucho más culta que la mayoría de las que yo tratara hasta entonces, sensible, insegura, y con una fuerza de voluntad de mucho calibre. Además, en el tú a tú era una conversadora incansable.
Con ella conocí la primera familia bohemia de mi vida, familia que me adoptó inmediatamente, respondiendo a mi adoración por todos los miembros que convivían en el diminuto apartamento compuesto de cocina, baño, dormitorio y "salón", Jesús, y qué pomposamente llamaban así a un cuarto de estar durante el día y de dormir por la noche. Una mesa y un enorme piano de cola invadían el espacio disponible, proclamando un pasado más desahogado y alimentando ahora los delirios de grandeza cultural de la familia.
El padre los había abandonado hacía tres o cuatro años por su secretaria, y les pasaba una cantidad ridícula para sobrevivir. La hermana mayor vivía desde pequeña con unas tías que le pagaban la carrera de música y clases de canto. La madre - ahora me recuerda a la Castafiore - tendría entonces unos cincuenta y pocos, y era corpulenta, cursi, besucona y permisiva. La casa siempre estaba tomada por los escasos amigos de sus hijos, grupo al que me incorporé sin demasiadas reticencias, a pesar de ser chica y provenir de un mundo que consideraban poblado por seres groseros e insensibles.
Tardes dedicadas a escuchar viejos discos y a una Maria Dolores Pradera ya talludita y con similitudes con la mamá por su calidad de esposa abandonada; conversaciones sobre los últimos libros leídos; lecturas de poemas de unos y otros; extraños cruces sentimentales nunca concretados; algún criptogay; algún dandy, muchos problemas económicos y canciones de Falla interpretadas por la hermana mayor, con la madre al piano; en las pausas, se criticaba la mala vocalización o el escaso repertorio de tal o cual soprano. También poníamos en común nuestros sueños más íntimos. Todo ello con más té que vino, aunque también, y con la certeza de ser un grupo escogido.
Enseñé a Eugenia a vestirse mejor y a ligar. Yo dejé de pintarme los ojos. En el verano de 1968 nos fuimos juntas a pasar diez días a Cádiz, a una residencia de monjas seglares (lo más barato que encontramos, aunque a cambio debíamos estar a las once en la cama), mis primeras vacaciones en la playa.
Fue una relación feliz y enriquecedora para ambas (quiero pensar). Dejamos de vernos porque cuando me casé sintió que la había traicionado.
Me gustaría reencontrarla.
45 Comments:
Mientras te leía no podía dejar de pensar en el libro "Nada" de Carmen Laforet.
Por cierto, qué sentiste al llegar a las playas de Cádiz? Yo me he criao a la orilla del Mediterráneo; soy incapaz de comprender lo que pudiste sentir.
Xao niña!
Que bonita historia... Me encanta leer tu vida, la verdad que tienes para un libro. O alomejor es tu forma de narrarla, no lo sé. Pero me gusta...
A mí también me gustaría reencontrar a mi amiga Magda. Era mi mejor amiga en el segundo colegio al que fui en mi infancia. Se fue al llegar a segundo de B.U.P. A su padre le salió un trabajo de lo suyo, disañador cerámico, en Murcia, mejor pagado que el que tenía en Manises, donde vivían, así que allí se fueron. Lo último que supe es que había estudiado... NO recuerdo el nombre del titulo (acaba en ...y documentación), para bibliotecaria.
Tengo ganas de leer tu próximo capítulo. Un besito
Vaya, que interesantisimo ambiente; claro que igual te sentirias un poco pez fuera del agua al principio (me guio por mi referencia, que yo tengo orejas no oidos y mi enfermero tiene oidos- dos para mas señas)
Eso deben ser las consecuencias de Fidel.
En el saco de las relaciones olvidadas se encuentran siempre incomprensibles casos de abandono y dejadez. En mi lugar, a veces me daría de bofetadas por tales descuidos, y me veo impotente al no poder reiniciar alguna de las posibles mejores amistades. Al menos a día de hoy, sigo llenando el saco. Aunque voy a tener que dar un hilván, porque se me han escapado un par de Antonios, un Macario y un Margareto involuntariamente.
Estoy interesado en las pautas de comportamiento esas de las que habla. Expláyese, y abrácese.
Miguel Bau,
El Atlántico de Cádiz no asusta tanto como el de Portugal, por ejemplo...
De aquel viaje recuerdo sobre todo la playa inmensa y la sal en la piel tirante. :)
Un besuco.
ESTHER 4H.
Bienvenidos, siempre, los elogios, con o sin motivo... :)
Un beso.
TOXCATL,
Lo de sentirme como pez fuera del agua es una constante en mi vida, corazón... ;D
ALICIA,
No entiendo tu conclusión... ¿Podrías extenderte un poco :)?
Un beso.
GAVANIDO.
Quizá alguna tarde tonta me dé por explayarme, pero siempre en presencia de un abogado, no vaya a ser.
Un beso.
¿Qué es un criptogay?
HEREL,
es un palabro inventado, claro, por eso no lo has encontrado en ninguno de los diccionarios en que lo has buscado.
El prefijo significa "oculto".
Vamos, como lo de estar dentro del armario, pero más cortito. :DD
Un beso.
La etimología está clara, pero es que suena a juego de mesa: "monopoly", "pictionay"... ¿echamos una partida al "criptogay"? XDD
Entrañable Eulalia: Cuántas Eugenias llevamos a cuestas !!.Lo peor de todo es que, como te ocurrió a tí, suele suceder que jamás volvemos a verlas y se enquistan como una mala resaca. EStoy preparando el almuerzo, así que brindaré por todas las Eugenias de nuestras vidas.
Se le abraza y besa, como siempre
Solís
Otra: Gran descubrimiento linguístico lo del criptogay, sobre todo por estos lados en que tantos comienzan a salir del closet ( armario, placar).
Otro beso
HEREL,
no había caído, tienes razón. Ahora puede ser demasiado tarde, pero si nos lo preparamos para el año que viene, nos podemos forrar en Navidades...
Un besazo.
SOLÍS,
es demoledor hacer la lista. De todos los amigos que se han ido esfumando, creo que sólo cien o doscientos desaparecieron de mi vida por causas antinaturales.
En fin.
Un beso y un abrazo para ti, también
Este verano estuve en las playas de Cádiz, y son maravillosas, pero lleeeeenísimas de gente, se han puesto de moda y no había ni un sitio donde dormir. Al final, un hostal cutre, menos mal.
MANUESPADA,
Sucede que ahora hay gente pató.
Somos un país con una clase media que quiere salir de veraneo. No hay playas suficientes para quienes sólo pueden ir una semana o diez días a la playa, y el norte no garantiza buen tiempo. ;DD
Un beso.
PECA,
¿Tú crees que saber el motivo hace menos importante o menos doloroso el alejamiento de una amistad? :(
Un beso.
Los habitantes de nuestros recuerdos apenas se parecen a las personas que han sobrevivido en sus cuerpos, pero a veces es gratificante reencontrarse con el pasado.
Un abrazo
WHITE
A veces, sí, sólo a veces :DD
Un beso.
Cuanto cabe en ese piano amiguita, es normal que lo invadiera todo.
Un beso
....uffff.... a veces las distancias son mayores de lo que se espera, y en otras menores de lo que se cree.... vamos, que cualquier día seguro, te la encuentras a la vuelta de la esquina.... eso, o pasáis todos lo días al lado la una de la otra sin reconoceros.... ;)
A lo mejor si la encontrases, te darías cuenta de que realmente no era como tu esperabas, tal vez el paso del tiempo ha hecho que la idealices. Quizás es mejor que todo quede en un bonito recuerdo.
Saludos :)
Debe ser entretenido poder hablar con alguien de libros leídos y comparar interpretaciones. Yo no tengo a nadie con quien hablar de lo que leo.
Hace pocas semanas un amigo del colegio consiguió reunirnos por segunda vez en tres meses a doce personas de aquella epoca. Gracias a el quizas alguna amistasd perdida se recupere. Incluso alguna nueva aparezca.
La amistad siempre es cosa de, "al menos" dos. El problema es que muchas veces no es "solo" de dos y eso no suele ayudar, pues la multitud no es un buen ingrediente de la amistad.
Me resulta extraña la sensación de propiedad con la que los grupos de liberales adoptan a los neófitos. Extraña y paradójica. Es como si se sintiesen tan solos que cualquier deserción debiera ser imperdonable por decreto.
Muy bello.
Esos amigos que nos llenan el pecho. Son amores, pero distintos.
Tengo ese sentir por más de un amigo y es hermoso poder decirles cuánto los quiero.
Abrazo
MARGA:
Ese fue el primer piano de verdad cuyas teclas acaricié: aprendí a tocar un par de cosas con dos dedos y a escuchar, sobre todo a escuchar.
Un beso.
HUMILDE,
Madrid es demasiado grande, y seguro que no nos movemos por los mismos circuitos. Sería demasiada casualidad, a no ser que...
;D
Un beso.
STEFY,
No la imagino: con que haya cambiado tanto como yo, seguro que podemos pasar una al lado de la otra sin reconocernos.
Ya ves.
Un beso.
TIPO DE LA BROCHA,
No me puedo creer eso de que no tienes con quién hablar de ello: basta con que escribas un post sobre cualquier libro, verás.
Yo comenté este año "El camino de los ingleses", que me había recomendado Zibnaf, y fue estupendo.
Un beso.
CHICHARRERO,
Creo que Eugenia se sintió traicionada porque entre ambas formábamos una burbuja protectora.
Me casé, y se rompió.
En fin.
Tengo amistades que perduran desde hace más de treinta años, eso sí.
Un beso.
POW,
Yo no me fui, amplié mis horizontes, y creo que tienes razón: sintieron que les había abandonado porque eran excluyentes.
Un beso.
KAITOS,
Son otra clase de amor, tienes toda la razón, y creo que me he dejado en el teclado las razones por las que nuestra amistad fue tan bella.
Quizá otro día.
Un beso.
Me alegra que te guste cádiz. Ahora vivo allí. Y no disfruto mucho. Mañana contestaré más ahora la gripe no me deja pensar con claridad
Besos
Me alegra que te guste cádiz. Ahora vivo allí. Y no disfruto mucho. Mañana contestaré más ahora la gripe no me deja pensar con claridad
Besos
Muchas veces encontramos afinidades en personas que a priori pueden parecer totalmente incompatibles. A mi eso me ha pasado alguna que otra vez, siempre por circunstancias temporales. Algunos quedan pero otros muchos solo son un nombre en una agenda antigua y a veces nos cuesta trabajo ubicar el rostro.
Sigue escribiendo que lo haces muy bien. Y perdona que haya borrado mi última entrada pero no me gustaba como quedaba el poema. Si logro recomponerlo lo volveré a poner. Un beso
bueno bueno bueno... hay hubo una conversación pendiente no???
Muchos guardamos en el cajón del recuerdo algún amigo de entonces al que nos encantaría reencontrar.
Quizá por eso proliferan tantos los programas que se dedican a ello ;)
Las razones que nos unen y separan de ciertas amistades es tan complejo como mágico :)
- Te acordaste de la música !!!.
:·)
JEJO,
Escuchaba a Raimon, a Serrat, a Peret, a the Shadows, a los Mustang...
Tendría para otro post, pero ya están la Wikipedia y muchas webs :)
Un beso.
Esas amistades en que hay tanta sintonía son un regalo. Recíprocamente aprendemos y enseñamos deiferentes cosas y eso es enriquecedor. Que Eugenia se haya sentido traicionada me parece exagerado, pero hasta cierto punto normal, las mujeres somos terribles, celosas y hasta envidiosas en ciertas situaciones, quizás que pasaba por su cabez en ese momento.
Abrazo!
Nos puede o la ambición o el aburrimiento. Cada mundo es redondo e incompleto y se sustenta y retroalimenta sin dificultad. Tengo la sensación que en el relato minusvaloras este micro mundo, te dejas llevar por este poco de vergüenza ajena dada su simplicidad, por su domesticidad, por su corto alcance. ¿Y que? ¿No estaban presentes estas emociones que hacen que la vida tenga sentido? Lo importante es esto
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