1968 PLANO GENERAL
Pues, si: 1968 fue un año de buena cosecha para mí.
Duró algo más de doce meses, por lo cual voy a permitirme la licencia de englobar en ese título algunas historietas previas y posteriores.
No bien rompí con Fidel, me las ingenié para conseguir un traslado a las oficinas de Madrid, para matricularme en la Facultad de Filosofía y Letras.
El siguiente paso fue irme de casa. Cuando cumplí los veintitrés - edad en la que por aquel entonces una chica podía independizarse de la tutela paterna sin que la policía la devolviera al domicilio familiar - me busqué un piso de estudiantes y el día señalado aguanté maleta en mano el ataque de histeria de mi madre. Mi padre por entonces ya estaba con una demencia senil que le volvía indiferente a cualquier incidencia externa. El hermano hizo como que no se enteraba. Las hermanas estaban demasiado ocupadas en criar hijos como para meterse en más berenjenales: supongo que no les parecía bien, pero en algún sentido lo entendían. Prometí que mi decisión no rompería la relación afectiva que hubiere hasta entonces, y que volvería encantada a comer los domingos y a celebrar la Nochebuena, esas cosas.
Estaba conociendo otras gentes, elaborando bocetos vitales a corto, medio y largo plazo, contabilizando mis ingresos y gastos, aprendiendo a controlar mi vida. Deseaba, ante todo, caminar por el mundo sin temor a reprimendas, quererme a mí misma por mí misma y no por los actos que otros esperaban de mí. Estaba harta de consignas, consejos no solicitados, amenazas y tabúes ajenos. Creía saber lo que quería, ay, Señor.
Leía cada vez más, y con más criterio, pero seguía siendo, a mis veintitrés años, una niña ignorante, aunque no indefensa: pensaba, por un lado, que el mundo entero estaba a mi alcance, si me esforzaba lo suficiente. Deseaba, ante todo (creo, imagino, concluyo ahora), desmarcarme de un destino que se suponía escrito ya y que yo aborrecía por injusto. Sin embargo, comenzaba a entender que eso no era una cuestión meramente individual, y que la Dictadura franquista tenía mucho que ver con los condicionantes a que me tenía que enfrentar, de modo que me puse a la tarea de elegir a mis amigos en función de criterios - más intuitivos que racionales - relacionados con una visión del mundo más abierta e igualitaria.
Tenía ambiciones: aprender, escribir, viajar, amar y ser amada. Me concentraba en intentar comprenderlo todo. Comenzaba a descubrir una ética laica, exigente pero inteligible para mí: Justicia, Igualdad y Solidaridad, grandes palabras que me enamoraban más que cualquier par de ojos bonitos o un bolero bien bailado.
Así que me convertí en una adelantada a mi tiempo con conocimiento de causa: a ver cuántas muchachas de mi época se habían atrevido a largarse de casa sin la excusa de estudiar en otra ciudad o de ir al Reino Unido para aprender inglés. Me sentía orgullosa de mí misma. Supongo que era una arrogante vanidosa insoportable y snob para la mayoría de las personas que se topaban conmigo, pero siempre hay un roto para un descosido, y además no olvidéis que era un bombón: eso siempre facilita las cosas.
Duró algo más de doce meses, por lo cual voy a permitirme la licencia de englobar en ese título algunas historietas previas y posteriores.
No bien rompí con Fidel, me las ingenié para conseguir un traslado a las oficinas de Madrid, para matricularme en la Facultad de Filosofía y Letras.
El siguiente paso fue irme de casa. Cuando cumplí los veintitrés - edad en la que por aquel entonces una chica podía independizarse de la tutela paterna sin que la policía la devolviera al domicilio familiar - me busqué un piso de estudiantes y el día señalado aguanté maleta en mano el ataque de histeria de mi madre. Mi padre por entonces ya estaba con una demencia senil que le volvía indiferente a cualquier incidencia externa. El hermano hizo como que no se enteraba. Las hermanas estaban demasiado ocupadas en criar hijos como para meterse en más berenjenales: supongo que no les parecía bien, pero en algún sentido lo entendían. Prometí que mi decisión no rompería la relación afectiva que hubiere hasta entonces, y que volvería encantada a comer los domingos y a celebrar la Nochebuena, esas cosas.
Estaba conociendo otras gentes, elaborando bocetos vitales a corto, medio y largo plazo, contabilizando mis ingresos y gastos, aprendiendo a controlar mi vida. Deseaba, ante todo, caminar por el mundo sin temor a reprimendas, quererme a mí misma por mí misma y no por los actos que otros esperaban de mí. Estaba harta de consignas, consejos no solicitados, amenazas y tabúes ajenos. Creía saber lo que quería, ay, Señor.
Leía cada vez más, y con más criterio, pero seguía siendo, a mis veintitrés años, una niña ignorante, aunque no indefensa: pensaba, por un lado, que el mundo entero estaba a mi alcance, si me esforzaba lo suficiente. Deseaba, ante todo (creo, imagino, concluyo ahora), desmarcarme de un destino que se suponía escrito ya y que yo aborrecía por injusto. Sin embargo, comenzaba a entender que eso no era una cuestión meramente individual, y que la Dictadura franquista tenía mucho que ver con los condicionantes a que me tenía que enfrentar, de modo que me puse a la tarea de elegir a mis amigos en función de criterios - más intuitivos que racionales - relacionados con una visión del mundo más abierta e igualitaria.
Tenía ambiciones: aprender, escribir, viajar, amar y ser amada. Me concentraba en intentar comprenderlo todo. Comenzaba a descubrir una ética laica, exigente pero inteligible para mí: Justicia, Igualdad y Solidaridad, grandes palabras que me enamoraban más que cualquier par de ojos bonitos o un bolero bien bailado.
Así que me convertí en una adelantada a mi tiempo con conocimiento de causa: a ver cuántas muchachas de mi época se habían atrevido a largarse de casa sin la excusa de estudiar en otra ciudad o de ir al Reino Unido para aprender inglés. Me sentía orgullosa de mí misma. Supongo que era una arrogante vanidosa insoportable y snob para la mayoría de las personas que se topaban conmigo, pero siempre hay un roto para un descosido, y además no olvidéis que era un bombón: eso siempre facilita las cosas.
35 Comments:
....pues tu año 68 de momento no desmerece nada a los típicos que nos venden acerca del mayo en París.... madre mía, menuda vida la tuya!!!!.... muchas gracias por compartirla.... :)
Esa es mi Lula, si señor. ¿Sabes? comprendo tus sentimientos, y lo que pensabas. YO hice algo parecido, salvando las distancias y la democracia que ya teníamos. Me fui de casa con 18 años y 3 meses, y aprendí bien pronto a sacarme las castañas del fuego. La tuve y bien gorda con mi madre, que según creo, todavía no ha acabado de encajar que me fuera, y eso que ella tuvo que ver mucho con mi decisión, más bien todo, teniendo en cuenta que mi padre ya se había hido 11 años atrás (incompatibilidad de caracteres, justo igual que conmigo).
Aún así, no me quejo, pues mis padres me han apoyado siempre.
En fin, tu 1968 empieza genial, te estás convirtiendo en mi heroína (y no de la que se pincha y engancha, que te conste, aunque enganchar enganchas, joia, jejeje ;-P)
Besitosssssssssssssssssssss
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Y me siento ligeramente identificado contigo, casi 40 años después. Tengo 23, voy en el segundo tercio de mi primer licenciatura y busco la segundo, en la Facultad de Filosofía y Letras, siento que me puedo comer el mundo, pero no se que instrumentos ocupar para hacerlo.
"Tenía ambiciones: aprender, escribir, viajar, amar y ser amada" Estoy atrasado intentando estar adelantado. Algunas ocasiones la sobervia te acaba y terminas por ser mediocre.
Tengo muchas cosas por aprenderte.
Gran año, tu, bajo el régimen franquista, yo bajo el régimen Foxista-Panista.
A mi me ha gustado lo de "quererme a mí misma por mí misma y no por los actos que otros esperaban de mí".
pues espero qeu todas esas aspiraciones, ambiciones, espíritu y objetivos sigan vigentes!!!!
buen inicio para el que dices que fue un buen añoEspero más entregas, saluditos
Pues sí, sin duda el año del 68 empieza mucho mejor. Me admira la inteligencia que desarrollan algunas personas en el plano intelectual, en cambio, otras aprenden a manejar el plano emocional de manera excepcional cosa a la que se da muy poca importancia, y al final es lo que acaba marcando nuestras vidas. Ahora entiendo por qué es usted es así, y es que desde muy joven luchó por ambas a la vez. No se crea que me da envidia, yo por aquel entonces, y siendo hombre, ya intentaba lo mismo. Lo que sí es cierto, es que yo de bombón tenía poco. Más bien era una espinaca. Eso sí, muy dicharachera.
Un beso.
creo que aún no te he dicho cuánto te admiro, ¿verdad?
ahí va un aplauso :-)
HUMILDE,
Fue un año glorioso para mucha gente, no lo dudes: en España ya había algo en el aire que no olía ni a miseria ni a miedo.
Un beso.
ESTHER 4H,
Lo de que las chicas nos independicemos es la cruz de muchas familias.
Esperemos que mis nietas y las tuyas no tengan ya ese problema...
Un beso.
ASCO,
A mí hay cosas que me inspiran más miedo que la mediocridad, si entiendes ésta como la ausencia de triunfo o reconocimiento social...
Un beso.
ALICIA,
Y mira que es difícil... :)
Un beso.
HALO,
Creo que es tan evidente que huelgan explicaciones por mi parte ;DD
Un besuco.
WHITE,
Fue mi primer año de auténtica libertad: te aseguro que lo disfruté; otra cosa es que sepa transmitirlo...
Eulalia, lo tuyo fue tener un par de ovarios bien puestos.
"... siempre hay un roto para un descosido..." genial frase.
Y aunque fueras un bombón, tenías el envoltorio..., ¿o acaso ibas desnuda por la calle? En ese caso, ¡qué pena no haber nacido antes y haberte conocido!
Besis.
GAVANIDO,
Pasmo puro me provoca su comentario de hoy.
Mi inteligencia emocional se reduce a una buena intuición, una robusta testarudez, un genio vivo, una vitalidad y una alegría de vivir moduladas por una mala salud de hierro y la seguridad de que mi vida es responsabilidad mía y con ella estoy haciendo - creo - lo que debo.
Vamos, que Goleman no me pondría la primera de la clase ;)
Un beso.
AZENA,
Una de las ventajas de escribir tus recuerdos bajo seudónimos es que puedes ponerlos de lo más fashion.
No te fíes. ;)
Un beso.
PECA,
No estaba NADA segura de mí misma, pero las circunstancias me empujaban: tenía demasiada necesidad de conocerlo TODO, vete a saber por qué.
Un beso.
ACUS,
gracias por los piropos.
Lo cierto es que desgasta mucho no tener modelos, y no me refiero precisamente con los de vestir el cuerpo :DDDD
Pero estoy de acuerdo contigo en que tengo los ovarios en su sitio ;)
Creo, Eulalia, que va a ser muy interesante saber qué clase de persona eras cuanto tenías mi edad.
De momento, estoy bastante impresionado. Se nota que eres una mujer con iniciativa.
TIPO DE LA BROCHA
Creo que eso no lo vas a saber nunca: conocerás al personaje, pero no estoy segura de nada más...
¿Qué dirían de mí los amigos, mi madre, mis hermanas, mis ligues, mis jefes?
Querido, "por sus obras les conoceréis", y yo, que sepa, no he dejado por ahí huellas materiales, salvo algún árbol plantado y un hijo que ni siquiera puedo reivindicar como obra mía en exclusiva :)
Un beso.
Eulalia, cuando yo me fui de donde mis padres también a los 23, mi mamá lloraba como loca, mi papá igual (y eso que en una pelea el me había "pedido" que me fuera).
Los veo los domingos y para las fechas importantes y nuestra relación ha mejorado un montón, por que ya no nos asfixiamos.
Tus ambiciones de los 23 años, creo que debieran ser las de todos los humanos a cualquier edad: aprender, escribir, viajar, amar y ser amados. Me gusta eso.
Abrazo!
ROXI,
hermosa mía, romper moldes es lo que tiene.
En cuanto a las ambiciones, hay por ahí unas cuantas más, muy respetables, pero a mí no me han seducido...
Un beso.
Antes que nada agradecerte las visitas a mi humilde vecindario.
En el 69 tenia yo nueve añitos pero a los veintitres tuve tantas ganas de irme de casa como tu y lo hice, seguramente con menos trauma familiar, los tiempos eran mejores y soy un chico, eso ayuda.
Ahora es otro cantar, no caeré en la tentecion de decir que la juventud de ahora y tal y tal, no quiero caer en las mismas tonterias que dijeron nuestro padres, pero ciertamente lo tiene muy dificil, mas libetad si- quien la hubiera pillado- pero esta todo carisimo, ni yo mismo, a mi edad podría independizarme hou en dia.
Saluditos........
La última frase es para enmarcarla. A mí me dice: "Aquí estoy, ¡con un par!". Lo anterior me parece un presagio, una introducción, como si estuvieses situándonos en el lugar preciso para entender algo que viene a continuación.
- ( Sabés algo Eulalia ?, vivo actualmente un sentimiento parecido al que contás : " creo que lo mejor que me puede estar pasando es no ser como los demás esperan que sea ".
Solo quiero ser yo !.
Abrazos.
Sabía, sabía, sabía :-), antes de leer este texto, que había sido así, no podía ser de otra forma. Equivocándonos o no, ha de ser decisión nuestra, con los menores condicionantes. Pues eso... que estoy de acuerdo, y admirada :-)
Un beso grande.
CHISME COTILLA
Cuando yo independicé estaba TODO más caro, pero era mejor lo que había fuera que lo que dejabas en casa de los papás...
Ahora no funciona así.
Un beso.
POW,
Claro, es a partir de ahora cuando entro en detalles...
Un beso.
JEJO,
Es lo más divertido de esta vida: cada uno de nosotros es único, pero lo mejor es saberlo.
Un beso.
SINMÁS,
Jamía, es que era eso o la muerte en vida, no tuvo nada de reflexivo, sino de autodefensa. :)
Un beso, y gracias por tu comentario.
No sé como llevas tú el tema de las nietas, osea de los hijos u o hijas, pero por mi parte no tengo hij@s y dudo que l@s tenga así que mis nietas nisiquiera nacerán, con lo cual, el problema solucionado lo tienen ;-P
Besos
ESTHER 4H,
Hablo de nietos y nietas en un sentido generacional, no estrictamente sanguíneo, porque tampoco lo tengo muy claro: mio hijo anda por ahí de explorador. Ya veremos :D
Un beso.
Hace ya dos años que tomé la misma decisión (salvando distancia y circunstancias tales como género y situación política, claro), y puedo decir que uno de los placeres más grandes que he sentido es pagar el alquiler sabiendo que el dinero me lo he ganado yo (el placer más grande habría sido no tener que pagarlo jeje!). Luego vienen los meses difíciles, pero bueno, todo es necesario...
Porque al fin y al cabo esta es la diferencia entre sabiduría y conocimiento. Por eso me gusta leerte; cada cosa que cuentas,la has sentido, la has vivido en carne y hueso. Eso es sabiduría!
Xao niña!
Bombón sin duda, pero con un licor neuronal dentro que, ¿de veras crees que ayuda por dulce que sea el chocolatito que lo envuelve?.
Ay mi madre, ésta metafora me ha quedao Nestle-sesuda.Es que es tarde.
MARGA,
La metáfora te ha quedado de lo más gratificante para ésta que lo es...
Un beso.
un bombón en el 68, un viento de océanos en el 2006.
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