1949 UN SECRETO
Ayer se notaba en todas partes que hoy iba a ser Nochebuena, y no sólo por el frío y que ya no había colegio y había una niebla que no se veía a dos pasos: también porque olía a mandarinas en la escalera y en todas las casas a las que ibas a pedir el aguinaldo con la pandereta. El olor a mandarinas ya da como alegría, aunque las madres están todas de mal humor venga a limpiar, no te dejan entrar en casa y se pasan el rato echando pestes de las vacaciones del colegio.
Sé que en mi casa hay turrón, peladillas y garrapiñadas, pero mi madre lo tiene todo escondido en el armario de su alcoba hasta hoy por la noche; vamos a cenar sopa de fideos y mi padre ha traido una pierna de cordero para asarla con patatas; luego habrá flan chino, que no necesita huevos, y fruta de postre porque no nos podemos hartar sólo de turrón. A las diez mi padre se tendrá que marchar a trabajar, como todas las noches; mi hermana le cantará una asturianada para que no se vaya tan triste, aunque mi madre dice que todos los años, después de la canción, se va más pesaroso todavía.
Claro que, después de lo que ha pasado, no sé si habrá cena, si cantaremos, ni si iremos después a casa de los andaluces a bailar.
Y es que, como no nos dejaban estar en ninguna casa y en la calle hace mucho frío, la hija de la tabernera y yo nos quedamos ayer por la tarde en un descansillo de la escalera jugando a las casitas. Chiri era la más pequeña, por eso tenía que hacer de hija, pero estaba todo el rato como enfadada y llorando y entonces yo la estuve regañando y le pegué unos azotes en el culo para que se callara porque si no la portera iba a salir y nos iba a mandar a nuestra casa.
Pues, esta mañana, la Chiri estaba muerta. De un cólico miserere. Cuando ha subido mi hermana y lo ha dicho me ha entrado mucho agobio en la garganta y en la tripa y no he podido ni llorar: no hacía más que acordarme de los azotes que le había estado dando a una niña que se ha muerto esta misma noche. Me he encerrado en el retrete y me he sentado en la taza, pero ya me había meado encima, porque creo que la culpable de que a la Chiri le haya dado el cólico soy yo, por haberla pegado. Luego mi madre y mi hermana, cuando se han dado cuenta de que no estaba encerrada por lo de siempre, me han convencido de que saliera y me han metido en el barreño para lavarme y cambiarme las bragas y los calcetines.
No les he contado nada de los azotes, pero como me ha visto tan asustada la Pili me ha dicho que no me preocupe, porque como era tan pequeñita y se ha muerto hoy precisamente habrá ido directita al cielo.
De todas maneras, la culpable sigo siendo yo y ya ni tengo ganas de turrón.
(Durante muchos años me persiguió el sentimiento de culpa por la muerte de aquella muñeca rubia. Todavía me revuelve el recuerdo de los alaridos de su madre: vivían en la trastienda de la taberna, y no podías entrar ni salir por el portal sin escuchar aquella desesperación por la única hija. No hablé con nadie de esta tremebunda experiencia hasta después de morir mi madre, hace veinte años, en esas tardes en que únicamente nos sentíamos bien las tres hermanas juntas: Pili se acordaba muy vagamente, y Tití no estaba esa Nochebuena en Madrid.
Debería haber un antídoto contra las elucubraciones de las niñas con demasiada imaginación y pocos interlocutores pacientes).
Sé que en mi casa hay turrón, peladillas y garrapiñadas, pero mi madre lo tiene todo escondido en el armario de su alcoba hasta hoy por la noche; vamos a cenar sopa de fideos y mi padre ha traido una pierna de cordero para asarla con patatas; luego habrá flan chino, que no necesita huevos, y fruta de postre porque no nos podemos hartar sólo de turrón. A las diez mi padre se tendrá que marchar a trabajar, como todas las noches; mi hermana le cantará una asturianada para que no se vaya tan triste, aunque mi madre dice que todos los años, después de la canción, se va más pesaroso todavía.
Claro que, después de lo que ha pasado, no sé si habrá cena, si cantaremos, ni si iremos después a casa de los andaluces a bailar.
Y es que, como no nos dejaban estar en ninguna casa y en la calle hace mucho frío, la hija de la tabernera y yo nos quedamos ayer por la tarde en un descansillo de la escalera jugando a las casitas. Chiri era la más pequeña, por eso tenía que hacer de hija, pero estaba todo el rato como enfadada y llorando y entonces yo la estuve regañando y le pegué unos azotes en el culo para que se callara porque si no la portera iba a salir y nos iba a mandar a nuestra casa.
Pues, esta mañana, la Chiri estaba muerta. De un cólico miserere. Cuando ha subido mi hermana y lo ha dicho me ha entrado mucho agobio en la garganta y en la tripa y no he podido ni llorar: no hacía más que acordarme de los azotes que le había estado dando a una niña que se ha muerto esta misma noche. Me he encerrado en el retrete y me he sentado en la taza, pero ya me había meado encima, porque creo que la culpable de que a la Chiri le haya dado el cólico soy yo, por haberla pegado. Luego mi madre y mi hermana, cuando se han dado cuenta de que no estaba encerrada por lo de siempre, me han convencido de que saliera y me han metido en el barreño para lavarme y cambiarme las bragas y los calcetines.
No les he contado nada de los azotes, pero como me ha visto tan asustada la Pili me ha dicho que no me preocupe, porque como era tan pequeñita y se ha muerto hoy precisamente habrá ido directita al cielo.
De todas maneras, la culpable sigo siendo yo y ya ni tengo ganas de turrón.
(Durante muchos años me persiguió el sentimiento de culpa por la muerte de aquella muñeca rubia. Todavía me revuelve el recuerdo de los alaridos de su madre: vivían en la trastienda de la taberna, y no podías entrar ni salir por el portal sin escuchar aquella desesperación por la única hija. No hablé con nadie de esta tremebunda experiencia hasta después de morir mi madre, hace veinte años, en esas tardes en que únicamente nos sentíamos bien las tres hermanas juntas: Pili se acordaba muy vagamente, y Tití no estaba esa Nochebuena en Madrid.
Debería haber un antídoto contra las elucubraciones de las niñas con demasiada imaginación y pocos interlocutores pacientes).
41 Comments:
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Me has apretujao el corazón, niña.
Pero creo que debiera no haber ese algo que había, ese algo que hacía a las niñas callar lo que imaginaban y que siempre las hacía sentirse culpables de todo ...
(El tamaño de la letra se cambia en VER (arriba, junto a Favoritos) tamaño texto, eliges el que quieras, habitualmente yo tengo el mediano, que es como puedo leer los blogs, pero también puedes ponerla grande ;))
Un beso a esa niña que creo que aún anda por ahí, haciendo de las suyas.
Eulalia, me sigue pareciendo una mezcla entre "El Florido Pensil" y "Celia"; en serio, adornalo un poco mas y ¡de paseo de editorial en editorial!!
¿te has leido un libro de Chumy chumez que se llama "Yo fui feliz en la guerra"?
Por que tambien tiene reminiscencias de este libro (tu historia).-
Me ha gustado tu entrada Eulalia. Y tu autodefinición. Genial. Por cierto, mi padre y su mujer son psicólogos, algo tenemos en común, más tu con mi padre, que casi es de tu generación, un añito más joven, ya ves un chaval.
Me gusta como escribes. Y me has recordado mi infancia. Recuerdo que yo también me pasé largo tiempo sintiéndome culpable. Como tu dices, debe ser la imaginación.
Oye, y cambiando de tema, y ya que hacías preguntas sobre las relaciones en tu entrada anterior, te hago yo una pregunta... ¿El amor existe realmente?¿existe la posibilidad real de que alguien te encandile eternamente?¿se puede conseguir volar en paralelo sin atarse las patas? (Viejo proverbio chino, si no lo conoces, te lo explico).
Besos, y un placer leerte, espero verte de visita por mi blog...
PD: Perdón, fueron tres preguntas en vez de una...
Jopé guapa, cuanta carga de culpa para una cría tan pequeña. Cuantos falsos culpables deambulan urbi et orbe ¿verdad? . Menos mal que ya tenemos "oyentes pacientes". Que suerte.
Un besosisisisimo.
GLAUKA,
veinte años sin poder prescindir del ordenador para el trabajo y, ya ves.
Gracias por las instrucciones. Dabuti.
(Por otro lado, el sentimiento de culpa es una seña de identidad de mi generación, hija, que le vamos a hacer...
Un beso.
TOSCATL,
es difícil que la infancia de coetáneos no se parezca; cierto es que Chumy Chumez es algo mayor, pero es que en aquellos tiempos las cosas cambiaban con más lentitud.
Por eso me desentiendo de una posible edición: gente estupenda ya ha escrito sobre lo mismo.
Un besote.
ESTHER,
ni me atrevo a contestar así, de corrido, a las preguntas que me haces, aunque te prometo que dedicaré un post a ello.
Un beso, y bienvenida.
MARGA,
No soy capaz de expresar el buen rollo que me da airear por la blogosfera estas historias que, aunque van como al buen tuntún, para mí fueron traumáticas.
Eres un lince.
Un besazo.
Es la culpa. Su formalismo social es el pecado original, pero todos guardamos una culpa silenciosa en nuestro interior y si somos demasiado buenos nos la inventamos.
Es curioso como los recuerdos son distinto según cambias de ser infante a cosas más serias y menos o más divertidas, según se mire
Me gustan los sitios que huelen a mandarinas. Me gustan los olores. Nunca se van. De la memoria
Se feliz
Eulalia, no te subestimes; ¿que ya han escrito? claro, tambien han escrito sobre otros miles de temas y sobre otros miles de momentos historicos de nuestro pais y se siguen vendiendo libros.-
CERILLO,
¿Hay alguien "demasiado" bueno? :-D
Un beso.
MAGO,
Se podría hacer un catálogo de olores y sus correspondientes connotaciones, y atribuirlo, por ejemplo, a Borges.
Es un mundo poco explorado.
Un beso.
TOXCATL,
la baja autoestima: esta es una cruz que llevamos la mayor parte de las mujeres de mi edad, siempre luchando contra ella. Es el exceso de autocrítica.
Da igual.
No me voy a meter en esos líos.
Pero gracias.
Y un beso.
Va a ser que todos arrastramos supuestas (es decir, falsas) culpas, acaso no reveladas, por cosas sucedidas durante nuestra infancia.
Pobre Eulalia de hace cincuenta y siete años, y afortunada Eulalia de hace veinte cuando por fin pudo soltarlo.
Estaba pensando en que no sé si es mejor el neologismo diblog o blogván. Pero vamos, da lo mismo. Ya sabéis de qué hablo.
En cuanto a lo de los reproches, colijo que se trata de un reproche gordo por algo importante. Si fuese por una minucia te remitiría aquí: http://transiberianterminus.blogspot.com/2005/10/too-late-my-friend-bioqumica-femenina.html en su párrafo 7º, sobre todo. Pero creo que no es el caso.
Dos niñas juegan y sólo saben jugar, sus conocmiento de medicina familiar son escasos, muy limitados o nulos. Un niña llora y está enfadada, lógico que vaya a quejarse a su madre o que por lo menos diga que le duele algo para que se la lleven a su madre. Otra niña temiendo a que las echen al frío, la regaña para que se calle, sin saber siquiera que estaría enferma... estaban jugando, por dios!!
El único culpable fue lo que causó el cólico.
Un besazo y no te tortures, que no has matado a nadie :>
Umm, vaya Lula, me reconozco en ese sentimiento de culpa en varios momentos de mi nñez. Fui un niño mimado -y así me luce el pelo-. Ah! el olor a mandarina...mágico!. Besos.
HANS,
Pos sí que es verdad lo del diblog o blogvan.
Y que sienta estupendamente, vamos.
He ido a la dirección que me das, y me sale Wikipedia.
Soy un caso.
Un beso
Chanchiss,
A ver quién se lo dice a la Lula de cinco añazos, porque esta que lo es ya lo sabe hace décadas...:-DD
Un beso, corazón.
Maik,
está demostrado que los niños mimados son buena gente, en general; otra cosa es el niño que lo tiene todo menos lo que necesita...
Y sí: el olor a mandarinas es dulce sin empalagar, ácido en su justo punto, recuerda el calor en pleno invierno y se queda en la memoria durante todo el año, hasta que vuelven a aparecer en las fruterías...Cada vez más caras. :-DD
Un beso.
Todos nos morimos cuando nos toca: ni un segundo antes ni un segundo después. ¡Incluso en las guerras o los atropellos!: morimos en el momento que nos tocaba.
¿Acaso no hemos visto cosas horribles y a pesar de ello salvarse?. La gente en esas ocasiones dice: "Mira, se ve que no le tocaba aún".
Ánimo, peor lo tienen los que creen que aún falta muchos años para irse de aquí, y a lo peor mañana mismo se les engancha el tacón en los raíles del tranvía. (el de valencia tiene más peligro que un miura suelto :D)
Pues en mi casa, tambíen de pobres dignos, cantábamos villancicos, no éramos mucho de asturianadas, aúnque somos de la tierra.
Cuidadín con el le/la-ismo.
Sigue contándonos cosas.
Un beso
En aquella época los cólicos miserere, estaban a la orden del día, hoy se llamaría infarto, ictus cerebral... o cualquier palabreja que se le parezca.
Tu entrada "hoy iba a ser Nochebuena" me ha recordado una, sin aguinaldo, con un trocito de turrón como el dedo gordo y en mangas de camisa, pero por ir todos uniformados nos obligaron a ponernos la chaqueta. En la foto y escrito a mano pone Sidi Ifni 24 de Diciembre de 1968. Seguro que más adelante la publico, por cierto estaba yo en el calabozo, pero me dejaban salir.
Un abrazo
JOHNYMEPEINO,
lo de que nos morimos cuando nos toca se dice siempre... Después del acontecimiento: no creo en la predestinación.
Y, a día de hoy, como ya le dije a Chanchiss, no siento ninguna culpa por la muerte de aquella niña, y me absolví a mí misma cuando supe que un cólico miserere no tiene nada que ver con unos azotes. :)
Un beso.
Anónimo,
Hasta el mejor escribano echa un borrón: fíjate en el "aunque" de tu comentario :-DD
No obstante, tienes razón: por muchas raices asturianas que yo tenga, mi habla madrileña a veces se escapa por el teclado...
Un beso.
UNJUBILADO,
la mili en África era temida por todos los chicos: el día del sorteo mucha borrachera iba de celebración por quedarse en la Península, ¿verdad?
Un beso.
¿Si no pones el mail cómo te puedo mandar una segunda versión corregida debido a que no comprendes la vergüenza de Marta? A ver, dime.
Uyuyuy, Maik
Ni una sonrisita, ni un guiño, ni un besuco...
Lo he leído varias veces y no pillo el laísmo/leísmo por ningún lado. Si es por el haberla pegado, creo que está correctísisisimo.
Admirable que te guardaras esa espinita hasta de la inevitable comedura de tarro curil precomunión. Yo le solté al confesor todas mis culpas grandísimas culpas de cría de 7 años. Qué tía, Eulalia.
Bueno, lo primero que me ha llamado la atención ha sido lo del flan chino. Qué curioso, no?
Y luego me he quedado un poco Plof con lo de la pobre Chiri. Entiendo que lo arrastraras tanto tiempo, a veces el destino nos juega malas pasadas.
Ains! (suspiro)
Uff, vaya carga pesada que arrastrabas sobre todo porque aunque cuando creciste te diste cuenta que tú no eras la culpable de la muerte de Chiri el sentimiento de culpabilidad aminoraría pero seguro que no desapareció del todo.
¿Es por ese sentimiento por el cual te hiciste psicóloga?
El día de nochebuena en casa era como un día normal pero con una cena un tanto más abundante. Había años que incluso comíamos jamón y gambas. Cuando mi tío que tiene un supermercado nos lo daba de aguinaldo. Eso sí, también había pescado y siempre odié las espinas.
También mi padre se tenía que ir a trabajar por la noche, un día ya no volvió y durante mucho tiempo ya no hubo nochebuena. Desde aquel día la navidad ha pasado a ser una fiesta ajena. Una pérdida siempre así siempre marca la "fiesta" ya sea de 5 o de 50 años.
Un Beso
Edu
SURI KATA
se conoce que yo ya hilaba muy fino desde pequeña, porque no lo consideré nunca una "pecado", supuesto que no hubo intención... :)
Un beso.
PARA, CREO QUE...
El primer flan de maizena que hubo en España fue "El Mandarín", y lo anunciaban como flan chino. De ahí...
Lo de la Chiri fue una más de las dos o tres muertes de niños por año en mi barrio. Luego la tasa de mortalidad infantil fue bajando con el desarrollo y tal.
Un beso.
Zebedeo, por favor...
Me hice psicóloga porque era una especialidad con futuro, divertida y progre.
(Ja, ja, y ja).
Si todos los que arrastramos culpas nos hiciéramos psicólogos, calcula...
Un beso.
TERMINUS,
Cierto.
La Navidad, fiesta cristiana por excelencia, marca las distancias entre ricos y pobres mejor que cualquier tratado de sociología y/o economía.
Yo tengo la suerte de haberme podido olvidar de los aniversarios, para escándalo de mis hermanas; sin embargo, echo de menos a mi madre muchos días a las nueve menos diez de la noche, que era cuando la llamaba por teléfono, y muchas veces cuando bebo cava brindo por ella.(¿Qué otra cosa podemos hacer?)
Un besazo.
- me encantó este recuerdo lleno de "inocente culpabilidad" ...
(te perdiste un turrón)
JEJO
¡Y que no soy capaz de acordarme de lo que ocurrió por la noche!
Supongo que me quedaría dormida como una piedra: hoy día, cuando me llevo un soponcio me da por dormir.
¿Tú crees que perdoné el turrón?...
Un beso.
que sensación tan abrumadora. mi estómago se retorció.
que imaginación e inocencia tenemos cuando somos niños, cada vez la vamos perdiendo más y más.
sábado, julio 01, 2006
Convocatoria Catalogo de Olores
La nave de los locos (http://lanavedeloslocos.blogspot.com/2006/07/convocatoria-catalogo-de-olores.html) convoca a todos los bloggers interesados para integrar el Primer Catalogo de Olores en Internet, los participantes simplemente deberan publicar en su blog una lista de al menos diez olores tan descriptiva como les sea posible y evitando las repeticiones, asi como incluir al menos un link a otro blog participante en el catalogo.
He aqui mi primera lista:
1. El olor a diesel de las centrales camioneras y los autobuses foraneos.
2. La grasa para zapatos marca Oso.
3. El olor a brisa salada y pescado en la carretera que entra por el norte al puerto de Ensenada.
4. Las rosas marchitas.
5. La canela y el piloncillo en el cafe de olla.
6. La lechuga y el sudor a que olia mi padre cuando llegaba de trabajar en el campo.
7. Los zapatos nuevos.
8. Una ex novia mia olia como una especie de hada magica con discapacidad intelectual.
9. El olor a muerte, tierra y flores de los panteones.
10. La tinta china.
Primeros invitados: Magda, Mujer X, Damewanze, Asakhira, Panda, Kamelie, Gaby, Ilucy, Nanilkah, Flora, Love, Cat Noir, Conflictiva, Annouck, Toyita, Mr. Phuy, Ayanami
posted by akurion at 1:10 PM | 18 comments
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