• quintadel44: 1971 EMIGRANTE TEMPORAL

    jueves, enero 11, 2007

    1971 EMIGRANTE TEMPORAL

    Teníamos la dirección de un tío de Ana. Hicimos el viaje en autobús, que sólo paró una vez, en mitad de la noche, en una gasolinera con cafetería en donde tomamos algo caliente. Llegamos al día siguiente a la estación de Stuttgart. La dirección era una calle en Sindelfingen, pero ninguno de los indicadores de recorrido señalaba tal nombre; saqué mi manual "Cómo hablar alemán en quince días" y escogí la frase: "Por favor, ¿cuál es el autobús a...?". La repetí dos veces en voz alta. Ana se protegía detrás de mí, quién sabe por qué: siempre ha sido mucho más voluminosa que yo, y un empujón suyo valdría por cuatro míos. Pregunté a varias personas que ponían cara de entenderme perfectamente y me respondían con muchísima educación en un idioma que mi manual no reconocía.

    Dimos con un germano joven que se molestó en repetirnos dos o tres veces la misma retahila y, harto de nuestra cara de estúpidas ante sus corteses indicaciones, tomó nuestras maletas y con absoluta decisión, las subió a un autobús, esperó a que nosotras subiéramos detrás, soltó un taconazo (lo juro), inclinó la cabeza y se bajó a continuar su camino. El destino le haya premiado su buena acción.

    El autobús estaba hasta la bandera de españoles. A partir de ahí, todo fue como estaba previsto, más o menos: yo fui destinada a una familia doble - dos hermanas y sus respectivos maridos, y un hijo por pareja - que vivían en un decrépito caserón en mitad de la nada, y Ana se quedó con sus tíos. En dos días tuvimos el contrato y a trabajar en la cadena de montaje.

    (Me cuesta un mundo continuar: todo era tan sórdido que es difícil mantener un tono ligero, y tampoco me apetecen los melodramas. En fin: salga el sol por Antequera)

    Españoles, turcos, italianos, yugoeslavos y portugueses. Algún alemán. Al entrar, un cartel anunciaba el número de unidades que debían montarse durante la jornada. Mi tarea consistía en forrar de piel la tapa de la guantera, colocar las bombillas en todos los faros y llevarlas a un determinado punto de la cadena. Ana limpiaba los cristales de los coches ya terminados. Nadie hablaba inglés. No había un idioma común: la vernácula era lengua demasiado difícil, salvo para yugoeslavos. Comíamos - o cenábamos, dependiendo del turno - en la fábrica. Dependía del coche de mis caseros, porque ningún autobús llegaba ni a los alrededores de donde vivía. La mayoría de los españoles solteros se alojaban en unos barracones de prefabricado, cercanos a la fábrica, a los que llamaban "la residencia": había otras tantas construcciones para cada nacionalidad, visto que de lo contrario las riñas con arma blanca se multiplicaban.

    Aprendí lo que es una sociedad de castas: los intocables eran los turcos, a los que nadie dirigía una mirada; portugueses, españoles, italianos y yugoeslavos tenían un estatuto diferente, de menos a más.

    A las dos semanas caí en la cuenta de que la amabilidad con la que había sido acogida en casa de los paisanos no era tal: la expectativa era que pagara el hospedaje cuidando los niños y limpiando la casa, pero en mi ingenuidad no había sabido entender que un emigrante no está para favores. Al principio me sorprendía la soltura con que mis ganas de cooperar en las tareas hogareñas se veían superadas siempre por lo que a mí me parecía una falta de delicadeza y no eran sino simples órdenes: plancha, friega, baña a los niños, pon la lavadora, tiende... No paraba. Un fin de semana que fui a comer a casa de los tíos de Ana me lo explicaron con claridad: casa a cambio de trabajo. Haberlo dicho antes: me busqué en mitad del pueblo una habitación/nicho que dejaba temporalmente un muchacho para venirse a Guadalajara a ayudar a la siega.

    14 Comments:

    Blogger Gavanido said...

    Claro que sí, que salga el sol por Antequera, y que sea así siempre. Vuelvo a troncharme en dos, al imaginar su cara de estupor ante el taconazo de tan educado caballero. No tenga dudas de que si algún día se diera el caso de un encuentro, será lo primero que haga. También siento envidia y endivias al ver una mujer con tanto mundo. Me hace sentir pequeñito, y que conste que yo en su día llegue a medir un metro con setenta y nueve.
    Retiro lo de su fractura cervical, y la deseo la leve infección de un padrastro, también indolora. Lo justo para coger de nuevo una baja.

    Un piano de cola lleno de menta.

    2:20 a. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Entrañable Eulalia: A dos voces le saludamos y leemos su informe de la prehistoria de la inmigración laboral, en este caso, sin restricciones policiales ni cercos. En qué lugar se hallaba el Río Grande???.
    Nada es gratis Eulalia, nada.
    Oliveira y Solis y viceversa.

    3:08 a. m.  
    Blogger Pow said...

    Me ha dado por imaginar la ropa que gastaríais en aquellos episodios de acopio de reservas. Imagino una bata azul y un pañuelo (¿blanco?, ¿a topos negros?) en la fábrica. Y jerseis de lana sobre vestidos de tela bastante inapropiados para el achuchante clima germano. Sin bolso, por supuesto.
    Como tengo tu cara en la cabeza, puedo utilizarte como una muñeca pintada para irte colocando vestimentas de papel amarradas con cuadraditos a tus hombros y cintura.
    Lo sé, es raro, pero resulta divertido. Tal vez porque quiera evadirme de lo evidente, de lo que prefiero no considerar cuando leo estas palabras.

    8:20 a. m.  
    Blogger Eulalia said...

    DON GAVA,
    son proverbiales los caprichos de la memoria, y como ejemplo, esa imagen del prusiano taconazo.
    En cuanto a lo del mundo... Prefiero el demonio y la carne, a decir verdad. Ver mundo en esas condiciones tampoco da para muchas envidias.
    Gracias por desearme tan mala salud.
    Un beso.

    ALBORNOZ Y BÓRQUEZ,
    no sé a qué se debe el nombre, pero es de resonancias netamente españolas y sumamente eufónico.
    (En nuestro caso, el Río Grande eran los Pirineos, al sur de los cuales se decía que comenzaba África)
    Un beso.

    POW,
    Te veo muy influenciado por el neorrealismo italiano.
    Para tres meses no nos daban ni bata: llevaba unos vaqueros cortados a la rodilla y polos de manga corta oscuritos; Ana se ponía un pañuelo, pero yo dejaba las trenzas al descubierto. La mayor parte de los días hacía calor y de camino a la fábrica veía salir un enorme sol anaranjado que me hacía pensar en la Costa Brava.
    Un beso.

    11:50 a. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Si. Es sórdido el tema.

    Y gris, que es un color bastante sórdido

    Pero deja de serlo en cuanto que no te quitan las ganas de reirte que son las ganas que más importan junto con las otras.

    Se feliz

    12:17 p. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Aún con la dureza de la situación, el tiempo y el lugar, imagino que algo bueno se sacaría de allí... (mi tia, por ejemplo, halló a su actual marido, italiano él... de donde salieron su hija e hijo, alemanes ellos).

    Seguimos en butaca.

    4:43 p. m.  
    Blogger Unknown said...

    ....uffff.... me ha parecido curioso lo de los grados de respeto nacionalizados.... y la verdad, eso de tener cama a cambio de currar más todavía.... pues hombre, comprendo que no lo llevaras bien.... :)

    7:02 p. m.  
    Blogger JeJo said...

    - Yo tambien prefiero un nicho a un panteón familiar ajeno ...

    7:23 p. m.  
    Blogger suri kata said...

    A mí me pasa un poco como a Gavanido, en lo de las endibias, no en lo del padrastro. Cuánto no he hecho.

    La de Mercedes que habrá por ahí con la tapa de la guantera made in Eulalia.

    8:29 p. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Yo me libré de esos intercambios, no sé si para bien o para mal. Me ha costado un triunfo aprender inglés y francés desde casa. También me perdí la sordidez de la vida de emigrante como experiencia vivida. Tuve la oportunidad de estudiar con becas en Madrid, cuya magra cuantía tenía que complementar descargando de madrugada camiones de frutas y hortalizas en Legazpi, dos o tres días a la semana, durante varios años. Un beso.

    10:13 p. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Querida Eulalia:
    Lo que diré es cierto, y que me desmienta Oliveira: Hará unos quince años, un cliente de muy buen pasado y lamentable pasar, me pagó con un Mercedes 230C del 71', con el permiso de circulación atrasadísimo, algunos problemillas mecánicos y hediendo a humedad, en una ciudad tan seca como Santiago. El auto era automático y luego que logramos hacerlo arrancar, me lo llevé de inmediato, acordando que en pocos días nos ocuparíamos del papeleo. Yo asumiría los impuestos atrasados y acariciaba la idea de restaurar a bajo costo aquella maravilla, que en las primeras cuadras se comportó a su altura. Ingresé a una autopista muy atestada, y a poco andar falló la caja de velocidades y se le trabaron súbitamente las ruedas. Hice gala de mis habilidades para controlar el vehículo, dando un espectáculo completamente gratis que incluyó un doble trompo, quedando cruzado a todo lo ancho en una peligrosa curva. No atiné a expresar emoción alguna, pero si dentro de la elegante guantera forrada de finísima piel hubiese habido un manual para hablar alemán en quince días, hubiese exclamado ¡scheitze!, palabra que entonces no conocía. Pasado el susto, llamé al cliente desde mi celular de estreno y le dije que gracias, pero que no, y que podía pasar a retirar su auto, estacionado y con las llaves puestas, muy trabado entre la segunda y tercera pista de la curva frente a los arsenales.
    Desde el costado, miré cuando llegó la policía luego de sortear la larguísima fila del atasco que se formó, y vi también cómo, rato después, una grúa se llevaba aquel hermoso auto, el más bello y breve que jamás he tenido.
    Encendí un cigarrillo y me alejé.

    Un beso,
    Eleuterio

    4:12 p. m.  
    Blogger Eulalia said...

    MAGO,
    Deja de ser sórdido cuando reflexionas sobre ello y entiendes, y cuando, tienes razón, eres capaz de reírte de ti misma.
    Un beso.

    PECA,
    a mí nadie me habló de familia de intercambio ni nada que se le pareciera. Les hubiera ofrecido mi casa - que, por cierto, estaba bastante más limpia - para vacaciones, pero lo que necesitaban era una criada que no podían pagarse, o sí, a costa de ahorrar un poco menos y retrasar su vuelta a España.
    Esas cosas que ocurren.
    Un beso

    COMANDANTE,
    No fue tan duro, ni hizo mal tiempo, y el lugar era como cualquier otro. Saqué conocimientos, que al final es lo que más me divierte.
    Un beso.

    HUMILDE,
    Hoy, en España, también se hay castas entre los inmigrantes, y no son precisamente los latinos quienes están en el estrato superior.
    Un beso.

    JEJO,
    El nicho me bastaba, por cierto...
    Un beso.

    SURI KATA:
    Era un modelo deportivo, te juro que no recuerdo cuál: continúo sin entender nada de coches, y quizá forraría unas 2.000, ya ves tú.
    Un beso.


    YAYO,
    Viajando como yo lo he hecho no se aprende nada más que a hacerte entender...
    Un beso.

    CÓNSUL,
    ¿Qué puedo hacer, sino sonreír?
    Un beso.

    1:34 a. m.  
    Blogger Esther Hhhh said...

    Hola Lula:
    Me sorprende eso de que no se te dijera nada del "trabajo extra" a cambio de una cama. Digo yo, que al menos darte la opción de elegir. Y entiendo perfectamente que decidieras irte. Pero si acabarías muerta de la fábrica y luego llegar a esa casa y venga a hacer más curro...
    Y si el autobus de ida no paró más que un rato... Disculpa la pregunta pero,¿llevaba servicios o algo? Porque eso son unas cuantas bastantes horas de viaje sin poder "aliviarse".
    En fin, lo cuentas por encima y aún así respira dureza esta parte de tu vida. Supongo que no fue fácil. ¿Sabes lo que más me sorprende? Desde que has empezado a hablar de Ex y sobretodo de vuestro matrimonio, me da la impresión que tu tiras de la relación (o tirabas, mejor dicho) sobretodo, a nivel económico. Tu currabas, tu te ibas fuera, tu sacrificabas... Tal vez sea porque estoy conociendo tu vida desde tu punto de vista, pero me da esa impresión y si es así, no me extraña que al final lo vuestro se acabara. Es necesario en una relación que los dos tiren... Es mi opinión.
    Un beso fuerte ¿qué tal tu primera semana después del alta?

    2:29 a. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    lost in translation, pero encontraste el sitio de alguien que hizo el mismo caminoque tú: siempre hay almas gemelas

    8:14 p. m.  

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