• quintadel44: 1970 VIDA DE CASADOS

    martes, enero 09, 2007

    1970 VIDA DE CASADOS

    No habíamos contado con que Ex se quedaría sin trabajo, de modo que tuvimos que reorganizarnos: él buscó un par de alumnos particulares y yo conseguí colocarme en el entramado del censo general de población de 1970, como coordinadora de un grupo de agentes. Las clases eran por la mañana y lo del censo por la tarde: nada estaba perdido.

    Me había matriculado en Psicología, que entonces se estudiaba como una especialidad en la Facultad de Filosofía y Letras. Arrastraba el Griego de primero y segundo, el Latín de Segundo y la Historia de España, quizá alguna más, no estoy segura. Aprobé todo entre junio y septiembre: estuve magnífica, a pesar de las huelgas, las reuniones, el nuevo trabajo y el trajín de la casa nueva.

    Porque la casa nueva se convirtió en la fonda El Sopapo: todo huido de la policía, toda pareja que necesitaba echar un polvete, todo recién llegado a Madrid, toda moza que se peleaba con su familia, todo sobrino que suspendía un trimestre las Mates o la Lengua, todo... dios, recalaba por allí. Y más agua a la sopa, o más patatas al puré, o más garbanzos al cocido. Y mucho, mucho té con hierbabuena. Desde entonces odio las salchichas al vino blanco, las chuletas de aguja de cerdo, la panceta y las sardinas en aceite; he conseguido reconciliarme con las lentejas, pero el repollo, la sopa y el puré de verduras han quedado proscritos para siempre de mi mesa, como la morcilla de patata, los chicharrones y el jurel. Algún día íbamos a comer a casa de mi suegra, de mi madre, de nuestras respectivas hermanas casadas, a casa de los Conejo, y aprendí a cocinar decentemente: cuando se cuenta con malos ingredientes se imponen lo barroco y las especias.

    Ese curso conocí a mi, desde entonces, inseparable amiga Ana. Y a mucha más gente con la que aún me continúo viendo, y a otros que en el '73 tuvieron que salir huyendo con nuestros pasaportes, y a algunos con los que me terminé peleando, y a unos cuantos que sé que ha sido de ellos porque ahora son famosos escritores, famosos políticos, famosos cineastas o famosos ex famosos.

    Asistía regularmente a clase. El trabajo era facilón. Estudiaba. Me iba enterando de qué iba la vaina de la izquierda con todo su floreo de siglas y consignas. Participaba en acciones como introducir panfletos en la Facultad, o en manifestaciones relámpago - los llamábamos saltos - consistentes en cortar la calzada entre quince o veinte personas, tirar pasquines, dar cuatro gritos y salir huyendo por la calle que no era la que previamente habías considerado menos peligrosa. Acudía a asambleas que abortaba la policía antes de leer el orden del día. Ex, además, estudiaba, estudiaba, estudiaba; pocas veces se acordaba de la guitarra. Con todo, siempre encontrábamos momento y lugar para un polvo de urgencia, aunque las siestas interminables o las noches en blanco escasearan, sumergidos como estábamos en el huracán del final del franquismo.

    Ex debería continuar las milicias universitarias ese mismo verano, y vivíamos tan al día que se impuso una solución de urgencia: yo iría con Ana a Alemania, a trabajar en la Mercedes Benz de Stuttgart: tres meses de buen sueldo sin impuestos por nuestra condición de estudiantes. Luego, ya se vería.

    20 Comments:

    Blogger Gavanido said...

    Me fascina en especial el carácter polivalente de su casa. Gavanido desea comprársela para montar guateques y rocanrolear, pues necesito un local con rodaje.
    En otro orden de cosas, siempre intuí que era usted famosa. Al menos, en mi casa a la hora de comer, no se habla de otra cosa más que de usted.
    Suyo con reservas de barniz blando.
    Gavanido.

    5:15 p. m.  
    Blogger Gavanido said...

    Respecto a su post anterior:
    Le deseo una fractura cervical indolora que la retenga aquí con todos nosotros durante mínimo dos meses más.

    Repito: indolora.

    5:40 p. m.  
    Blogger Stefy said...

    ¡Hola!
    Cuando tienes un amigo que se compra una casa, todo el mundo acude allí a refugiarse. Es curioso. Hay cosas que no cambiarán nunca :)
    Un saludo^^

    11:50 p. m.  
    Blogger manolotel said...

    Esta parte de la historia ya me va resultando conocida. Ya te imagino a la vuelta hablando aleman a diestro y sobre todo a siniestro.
    Siempre me han gustado esos coches.
    Besote.

    1:31 a. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Queridísima Eulalia:
    No acabo de decidir qué capítulo de tu historia me resulta más interesante. Cuando ya estoy medio decidido, escribes otro. Esto me tiene harto: en adelante disfrutaré parejo.
    Un beso,
    Eleuterio.

    5:16 a. m.  
    Blogger Pow said...

    Necesidad. Lo leo y solo puedo pensar que todo está dirigido por una acuciante necesidad de salir del paso. Puede parecer rebeldía o inconformismo, pero solo se trata de necesidad.
    A veces, por lo simples, me sorprendo de mis propias reflexiones :)

    9:04 a. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Querida Eulalia: Qué vida más maravillosamente agitada la vuestra por esos años. Envidia me dáis.

    Un beso.

    9:29 a. m.  
    Blogger Toxcatl said...

    La verdad es que visto desde fuera es apasionante; visto desde dentro (sufrido mas bien) debia ser agotador.-

    Chica, yo me habria quedado en Alemania y que me echaran un galgo.-

    11:17 a. m.  
    Blogger Unknown said...

    ....madre mía, en aquella época existían las pilas duracell?.... seguro que cualquiera que intentara seguirte el ritmo caería al tercer minuto!.... me ha encantado lo del Sopapo.... XD

    12:13 p. m.  
    Blogger Esther Hhhh said...

    Si toda tu vida ha sido así, no me extraña que puedas seguir metiéndote en tu traje de novia. Y lo digo con mucha admiración, más envidia y sobretodo mucho mucho respeto. Madre del amor hermoso. Que manera de pluriemplearte. Entiendo que llegara un punto donde no quisieras volver a ver ciertos alimentos, si es que la monotonía aburre. Yo llegué a cogerle tirria al marisco un verano que estuve con mi padre y su mujer por Pôrtugal y Galicia. Claro que me duró poco la tirria. Pero es que que quieres que te diga, el marisco gallego gendrá mucha fama y todo eso, pero yo me quedo con el mediterraneo. Vale, más pequeño en general, pero mucho más sabroso... (y que nadie se ofenda).
    A lo que íbamos, osea esta parte de tu vida. Sin comentarios acerca de los saltos. Sólo te diré que mis padres también hacían sus carreritas delante de los grises, les encantaba asistir a conciertos de Llach, Sisa, Raimon, etc. Y yo de pequeña, con cuatro añitos o así, iba por la casa cantando "la gallineta" que supongo conoces, mis padres me hacían callar entre risas cuando ibamos por la calle. Años después entendí la razón. Pero oye, a mi la canción de "la gallineta" me resultaba de lo más divertida.
    Buena idea eso de irse a Alemania, per he de decirte que como amante de los coches me daría un no se qué trabajar en esa fábrica y descubrir sus secretos... no sé, como cuando descubres el truco de un mago al que admiras...
    Besitos Lula.

    Por cierto ¿cómo fue la vuelta? me pica la curiosidad de saber si recordaste la dichosa contraseña, jejeje.

    12:31 p. m.  
    Blogger Gonzalo Villar Bordones said...

    me va atrapando el relato.

    2:12 p. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Hay algunos comments que por sí mismos son todo un post... o el blog completo.

    Otros, sin embargo, dan la impresión de ser una frase cortapega aquientroaquilapongo.

    Perdón por meterme, es que me ha tocado la vez entre vaya dos... Si quiere, bórreme, que parezco un troll.



    Respecto a su entrada:
    Gracias a esas almas caritativas que tenían casa y prestaban cama, podíamos expansionarnos cómodamente, la alternativa era el 600.

    2:44 p. m.  
    Blogger Roxi said...

    Eulalia !!!
    Me gustó leer sobre esta vida de casados en sus inicios. Muy generosa la pareja compuesta por ex y por ti. Mira que recibir en su casa a todo el mundo y agregarle agua a la sopa. Yo soy de natura más antisocial, si hasta cuando van a verme mis hermanos sin previo aviso, me manío y me da lata. No me imagino acogiendo a huidos de la policía, peleados con sus familias, ni a parejas con urgencia de un polvo secreto.
    Quizás eran otros tiempos, o diferencias transoceánicas. Aunque no sé acá en Chile veo que todo el mundo recibe en sus hogares a los necesitados por x motivo, quizás soy yo no más la mala onda.
    A ver como sigue la historia, yo me quedé pegada en el detalle del sopapo.
    Abrazo!

    5:45 p. m.  
    Blogger Eulalia said...

    GAVANIDO,
    El cariño verdadero, como usted muy bien sabe, ni se compra ni se vende, como los recuerdos de las casas alquiladas.
    Por lo demás, soy famosa entre mis familiares y amigos sobre todo por mi pavo relleno.
    Una fractura cervical puede ser indolora si alcanza la médula, querido mío; pero si alcanza la médula me quedo tetrapléjica; no será eso lo que usted desea, ¿verdad?
    Un beso, a pesar de todo.

    STEFY,
    Mejor que vayan a retozar que a esconderse...
    Un besito.

    MANOLOTEL,
    Me temo que sobrevaloras mi don de lenguas...
    Un besote.

    ELEUTERIO,
    En adelante, creo que la cosa pierde un tanto. Ya veremos.
    Beso.

    6:06 p. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Té con hierbabuena ¿de la buena?
    ¡Vaya tardes entonces! ;-)

    Mi mami es de la quinta, pero no me cuenta estas cosas; y eso que yo encuentro esa época interesantísima. En fin, tendré que picarla!

    ¡Salud!

    8:54 p. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Va interesante el relato

    9:14 p. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    Cómo no quererla sin conocerla Eulalia.
    Me quedo con su apartado gastronómico del relato. No hay nada mejor que la imaginación para unos malos ingredientes, porque fíjese que, aunque joven y pobre, el gusto de comer no se llena con porquerías.
    Cada día más entregado a usted, a pesar de Adriana.

    9:04 p. m.  
    Blogger JeJo said...

    Bohemia, en tu sangre digo, y nobleza, al abrir de ese modo las puertas de "el Sopapo".
    Y ese "hormigueo" politico en tu cuerpo que sigue hablando del compromiso con la libertad que asumías en una epoca brava y clandestina.
    Latía el corazón muy fuerte, no ?.

    Y vamos, que las verduras no te gustaban desde niña !.

    Un abrazote.

    10:47 p. m.  
    Blogger CGI MANAGEMENT said...

    Menuda superwoman :)

    (¿qué tal tus plantas?)

    11:45 p. m.  
    Anonymous Anónimo said...

    qué poco he vivido, Eulalia, pero no suena como un sinsabor, sino como admiración a lo que tantos vivísteis entonces.

    (a mí me han hecho aborrecer la butifarra a la cerveza, pero creo que es por los recuerdos ;^) )

    un beso,
    sergi

    7:54 p. m.  

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