1971 DE SOLEDADES
En Stuttgart tuve que afrontar una prueba de fuego: mi fidelidad.
Y es que el encargado de la cadena de montaje, alemán alto y rubio como la cerveza, con un cierto aire de analfabeto y una sonrisa dulce como un postre de crema, me hacía ojitos.
Cada vez que pasaba por mi lado se detenía a empujar la máquina forradora y en un plis plás dejaba dos o tres tapas de guantera finiquitadas. Se las arregló para preguntarme la edad y contestó con admiración "¡Ich glaube nicht!", (creo).
Se reía de mis esfuerzos por arrastrar las cajas de bombillas.
Me ofrecía cerveza los viernes por la mañana (Momento en el que los alemanes iniciaban el fin de semana con la única diversión que les conocí: beber hasta caerse de culo).
Se sentaba cerca de mí - no en la misma mesa, que era de españoles en exclusiva - en la cantina, y no perdía ocasión de mostrarme su dentadura. Me mimaba dentro de unos límites prudentes.
A mí el señor me gustaba. Me engañaba diciendo que era exactito a Ex, pero en rubio, aunque el único parecido que recuerdo ahora es que hablaba poco. El feeling era puramente sexual, y estoy segura de que tenía que ver, más que con su aspecto y su amabilidad, con el hecho cierto de que estar encerrada en una fábrica un montón de horas al día para luego salir sola, cenar sola, ducharme sola, dormir sola, no era mi idea de la alegría de vivir.
No era el único que me tiraba los tejos, pero me había encaprichado con él. Me apetecía un revolcón, o dos, o tres, y se me iba la cabeza cuando notaba su aliento cerca, incluso cierto olor a sudor limpito, mientras forraba las guanteras como quien forra botones. Pero aguanté. Recurrí a la nunca bien ponderada - salvo por Woody Allen - autogestión. Al amor propio.
Y es que sí, señores: las niñas también nos masturbamos, aunque no hagamos de ello motivo literario.
A estas alturas, me pregunto si Ex también me fue fiel. Entonces ni se me ocurrió dudarlo. Pena de no poder sentarnos un día a poner en común ciertas historias: la curiosidad es la madre de todo conocimiento.
Y es que el encargado de la cadena de montaje, alemán alto y rubio como la cerveza, con un cierto aire de analfabeto y una sonrisa dulce como un postre de crema, me hacía ojitos.
Cada vez que pasaba por mi lado se detenía a empujar la máquina forradora y en un plis plás dejaba dos o tres tapas de guantera finiquitadas. Se las arregló para preguntarme la edad y contestó con admiración "¡Ich glaube nicht!", (creo).
Se reía de mis esfuerzos por arrastrar las cajas de bombillas.
Me ofrecía cerveza los viernes por la mañana (Momento en el que los alemanes iniciaban el fin de semana con la única diversión que les conocí: beber hasta caerse de culo).
Se sentaba cerca de mí - no en la misma mesa, que era de españoles en exclusiva - en la cantina, y no perdía ocasión de mostrarme su dentadura. Me mimaba dentro de unos límites prudentes.
A mí el señor me gustaba. Me engañaba diciendo que era exactito a Ex, pero en rubio, aunque el único parecido que recuerdo ahora es que hablaba poco. El feeling era puramente sexual, y estoy segura de que tenía que ver, más que con su aspecto y su amabilidad, con el hecho cierto de que estar encerrada en una fábrica un montón de horas al día para luego salir sola, cenar sola, ducharme sola, dormir sola, no era mi idea de la alegría de vivir.
No era el único que me tiraba los tejos, pero me había encaprichado con él. Me apetecía un revolcón, o dos, o tres, y se me iba la cabeza cuando notaba su aliento cerca, incluso cierto olor a sudor limpito, mientras forraba las guanteras como quien forra botones. Pero aguanté. Recurrí a la nunca bien ponderada - salvo por Woody Allen - autogestión. Al amor propio.
Y es que sí, señores: las niñas también nos masturbamos, aunque no hagamos de ello motivo literario.
A estas alturas, me pregunto si Ex también me fue fiel. Entonces ni se me ocurrió dudarlo. Pena de no poder sentarnos un día a poner en común ciertas historias: la curiosidad es la madre de todo conocimiento.
17 Comments:
Reza tres avemarias dos padrestuyos y un creo (vosotros los madrileños /ñas decís credo, Bilbado etc) y tus pecadillos carnivoros se te serán perdonaos, pero no olvidaos (vosotros los madrileños/ñas decís perdona-dos, olvida-tres etc).
Esta parte me ha gustao (los madrileños decís etc etc) porque pone de manifiesto que también eres humana, con nuestros mismos defectos y debilidades. Hasta ahora yo pensaba que eras pura y virtual (los pecadillos de infancia no cuentan).
No creo que Ex confesara voluntariamente que te había sido infiel. Sobre ciertos temas, salvo Woody Allen, los hombres somos bastante pudorosos, digooo... mentirosos.
En el libro que vas a publicar supopngo que vendrá este capitulo un poco más detallado ¿no? ;-)
Besote grandote, Lula.
Estimada Lula:
Hay algo que me quita el sueño. Por aquel entonces, me encontraba existencialmente imposibilitado para viajar y trabajar, así que envié a un amigo negro al extranjero, para compilar historias y trabajar para mi mantenimiento.
Mi amigo estuvo un tiempo largo trabajando en Stutgart, y he pensado que quizá sea el rubio que usted conoció. Para evitar suspicacias, lo he ejecutado, celoso.
PD: Vendo Simca 1000 con el maletero cerrado de por vida.
- Es increible la mala suerte que tenemos los rubios altos con las mujeres como tú !...
viele Küsse !
....en cuestiones de confianza es en lo único en lo que me confieso fiel hasta la médula.... o bien, hasta que la realidad me dice que deje de serlo.... :)
Nos vamos entendiendo
Crema de cebolla. El Reino de Onan.
Es realmente necesario ser fiel?
Y si apetece??
Se deja de querer???
Todas estas grandes preguntas y otras más serán resueltas en próximos siglos. Hasta entonces quedaremos donde estamos
Se feliz
Pero ya sabes que la curiosidad mató al gato, a veces está bien saber y a veces ignorar, depende de la forma de ser de cada cual. Salud.
Querida Eulalia:
Los asuntos de la carne tienen una dispensa papal, a condición de no incidir más de una vez al año. Además, está la absolución de tus lectores. En fin, contamos con la prescripción penal.
Por todo lo cual, te ruego(amos) que abundes.
Un beso.
Feliz año Lula! Hay cosas que es preferible que se mantengan en el ámbito de la imaginación...aunque según lo cuentas...la realidad no debería haber sido mucho peor. Besos del hijo pródigo.
incluso cierto olor a sudor limpito
y yo que no acabo de hacerles entender eso a las mujeres
Uy, solo están comentando masculinos. Que conste que yo no me estaba haciendo cruces, que es que ando muy liada.
Pero no le veo el intríngulis a lo de saber de las fidelidades del otro ya a toro pasado y repasado. Total, pa qué.
Que tentación...un rubio alto...a mi me pierden!!!Ahhhhh, añoro mi juventud...
"Me hacía ojitos". Me encanta esa expresión... ¿es cierto que vas a publicar un libro? si es así me encantará leerlo.
El amor propio creo que es tan natural como el amor al próximo prójimo, que quieres que te diga... Me parece genial que te quitaras las ganas, aunque si he de serte sincera, y en la época de la que hablas, los setenta, el españolito medio (hombre) consideraba a lo de tu rubio, pero en el caso de rubia, una "canita al aire" y tu como amante y fiel esposa, deberías haberlo entendido, aceptarlo e incluso agradecérselo a la rubia. Así que yo tampoco me lo hubiera pensado tanto.... Aquí o jugamos todos, o rompemos la baraja.
En cuanto a la duda existencial sobre la fidelidad de Ex, mejor no tengas la conversación, no porque te pueda afectar, que supongo que no. Si no porque no sé tu, pero a mi en tu lugar, si me entero que me fue infiel, me pondría roja de rabia de pensar que me perdí el revolcón con el alemán...
Besitossss
¡¡Que entretenido e interesante su post!!!, bella dama, que entretenido, lástima que de los preambulos no pasó y el deja vu???
Bueno si pasea por Chile alguna vez, tengo vaga esperanza...soy alto, no rubio pero onda castaña, jajaja, malo malo, reina, dejese llevar que vida hay una sola, por lo menos eso dicen, alguien dice lo contrario?
estoy devolviendole una añeja visita suya, añeja como un buen vino tinto, lo único que en esa oportunidad equivocó el blog y me visitó en uno secundario, si su atención y afan se lo permite, la espero en amereidahoy, su casa.
un beso.
Eu, si tuviste la tentacion del revolcon, no debiste hbaertelo prohibido...la infidelidad no es un hecho concreto sino un hecho cósmico.
Pero claro, a lo mejor tu juventud te hacía ver el "pecado" solamente si este se hubiera corporizado.
El agua es agua, tanto en forma de hielo como en forma de vapor...¿se entiende?
un beso
marcelo
Curiosidad. Conocer datos irrelevantes solo por el placer de saberlos. Me ha gustado la ilustración que has hecho del concepto. En realidad, los párrafos de arriba podrían hablar de cualquier cosa, pero la conclusión es la que asienta el mensaje del texto. Bonito, bonito :)
Eulalia,
con estos encuentros uno/a se carga de unas ganas de follar increibles ¿que pasa si eres fiel?
A mi, en estos años, no osaba ser infiel, pero si me masturbaba, tambien me sentia infiel y no satisfecho por completo.
¿al fin que es mejor (mas sano), un encuentro de sexo a lo loco o unos sufrimientos solitarios?
un beso y "ein gutes neues Jahr"
masturbarse es quererse, escucharse, charlar un rato.
Publicar un comentario
<< Home